[b]Un poco de historia[/b] El USS Indianápolis era un crucero (CA- 35) de 9,800 toneladas de desplazamiento, construido en Camden, Nueva Jersey, y botado en comisión en Noviembre de 1932. El Indianápolis patrullaba los océanos Atlántico y Pacífico en tiempos de paz. El heroico Indianápolis navegó y dominó el Pacífico Sur y hasta pasó un tiempo en Alaska. El ataque Japonés a Pearl Harbor el 7 de Diciembre de 1941 dio inicio a la Guerra del Pacífico Sur. A partir de ese momento, el USS Indianápolis participó en frecuentes batallas navales con gran efectividad. A pesar de los repetidos ataques de los kamikaze y de haber sido averiada en dos ocasiones, siempre logró volver a puerto para reparaciones. Este crucero se movía a gran velocidad y poseía alto poder de fuego, por lo que fue elegido para cumplir una operación súper-secreta, que cambiaría el curso de historia. Foto del USS Indianapolis: [b]Misión Especial[/b] El 16 de julio de 1945, el USS Indianápolis zarpó el puerto de San Francisco con una carga especial: varios contenedores de madera forrados de plomo en su interior cargaban el resultado del Proyecto Manhattan, que no era otra cosa que Uranio-235, la bomba atómica. La misión era tan secreta que --si bien todos a bordo sabían que era bien importante -- ni el mismo capitán conocía el verdadero contenido de la carga. La misión fue preparada con gran apoyo técnico y supervisada por altos jefes militares. El Indianápolis rompió el record de velocidad, al hacer 5,000 millas en diez y un solo atraque para combustible en el puerto de Pearl Harbor y llegó a su destino, Tinian en las Islas Marianas, el 26 de julio. Tinian, a setecientas millas de las costas de Japón, fue el aeropuerto escogido para el despegue los bombarderos que lanzaron las bombas atómicas, que darían fin a la guerra. [b]El ataque de los tiburones[/b] Después de unos días en Tinian, el USS Indianápolis zarpó el domingo 29 de Julio de 1945 para reunirse con el USS Idaho y comenzar prácticas de puntería al día siguiente. Debido al carácter secreto de la misión recién llevada a cabo, no había conocimiento de que el Indianápolis estuviese ya en el área. El USS Idaho no fue informado, y este error volvería a atormentarlos después. A las 00:14 horas, durante el cambio de turno y con toda la tripulación despierta, el Indianápolis recibió el ataque de dos torpedos lanzados por un submarino I-58 japonés. En unos pocos segundos, la nave resultó averiada gravemente. El primer torpedo impactó en proa y la desapareció, el segundo hizo impacto a estribor, inutilizando el sistema eléctrico de la nave con la explosión, eliminando cualquier posibilidad de enviar un SOS. El Indianápolis se hundió en quince minutos. De los 1,197 hombres a bordo, aproximadamente 880 a 900 hombres sobrevivieron las dos mortales explosiones. Muchos hombres fueron resultaron quemados y heridos de gravedad, pero el 95 % tenían sus chalecos salvavidas Kapock puestos cuando fueron lanzados a las quietas aguas del Pacífico. Había luna llena. Los sobrevivientes empapados en agua y gasolina, comenzaron a agruparse para auxiliarse unos a otros. A causa de la velocidad con la que se hundiera la nave, sólo estaban disponibles unas pocas balsas salvavidas. Al principio, los hombres no estaban tan preocupados, debido a que esperaban ver aparecer al Idaho USS. Sin embargo, el mando central de la marina estadounidense no tenía conocimiento del paradero del Indianápolis. Al amanecer, comenzaron a acercarse los tiburones. Los marineros comenzaron a sentir pánico al ver estos monstruosos tiburones tigre que les acechaban y empujaban con sus morros. Cuando los gigantes de 30 pies de largo olfatearon la sangre de los heridos, comenzaron a atacarles, despedazándoles. El olor de la sangre atrajo más tiburones. Según relatos de los testigos, entre doscientos y trescientos tiburones masacraron durante horas a los desvalidos náufragos. Los aterrorizados sobrevivientes se tomaron de las manos y formaron círculos grandes para tratar de defenderse, pero los tiburones continuaron atacando el exterior de los círculos, desmembrándolos uno a uno. Flotaban pedazos de brazos y pernas por doquier. Hubo muchos que no soportaron más y, desprendiéndose de sus chalecos salvavidas, preferían ahogarse a morir descuartizados. La masacre se extendió días. Los tiburones se retiraban por tres o cuatro horas, para regresar aún más feroces y emprenderla con los sobrevivientes. Muchos murieron durante los tres primeros días, de hambre y deshidratación, el resto estaba siendo cazado implacablemente y sufrir una lenta y horrible muerte. Casi 400 hombres fueron devorados por estas despiadadas bestias marinas. La experiencia de ver cómo un hombre es devorado vivo sin poder hacer nada para evitarlo tiene que ser horrible y brutal para cualquier persona. Sólo trescientos diecisiete hombres sobrevivieron la horrible masacre, que se había hecho patente cinco días. Tiburón tigre: [b]Un Rescate Audaz[/b] El rescate de los 317 sobrevivientes resultó ser casi increíble. El teniente Chuck Gwinn, piloto de un bombardero naval Ventura PV-1 fue quien divisó -de pura casualidad-- a los sobrevivientes, mientras realizaba una patrulla anti-submarinos. Gwinn se encontraba reparando un problema con su antena cuando descubrió una mancha de petróleo en el océano. Para él, una mancha así era indicación de que un submarino se estsba sumergiendo. El teniente pensó que sería un submarino enemigo y se dispuso a lanzar cargas de explosivos de profundidad desde la popa de su avión, así que dio vuelta a la aeronave y se dirigió hacia la mancha. Cuando estaba a punto de lanzar las cargas, miró por su ventanilla y distinguió un grupo de hombres flotando en el agua, que agitaban sus brazos y trataban de atraer la atención del piloto. Gwinn se elevó y contactó a la base por radio de las coordenadas exactas de los náufragos. El mando central no podía dar crédito a su informe, y tardaron dos horas en reconocer la urgencia del caso. La aeronave se estaba quedando sin combustible pero Gwinn continuaba insistiendo. Finalmente, tuvo que regresar a la base, pero el mando central había decidido despachar hacia la zona del naufragio, un avión de reconocimiento, el hidroavión PB-Y Catalina, pilotado por el teniente Marks. Mientras volaba hacia el área del desastre, el teniente Marks divisó al crucero US Cecil Doyle, y le informó por radio de la localización de los sobrevivientes. El piloto llegó a lazona y comenzó a arrojar balsas salvavidas y provisiones a los náufragos. Le comunicó al mando central de la confirmación del informe de Gwinn, y fue ordenado regresar a la base ya que los hombres serían rescatados por el Cecil Doyle. Cuando se disponía a alejarse, su tripulación descubrió la mancha de tiburones que atacaban a los sobrevivientes, arrancando pedazos de sus cuerpos. Ignorando las órdenes recibidas, decidió acuatizar en medio del océano. Logró colocar el hidroavión junto a los náufragos y perdió unos remaches en el intento, pero sin otro percance comenzó a cargar a los extenuados y aterrorizados hombres en su avión, sobra las alas y sobre el fuselaje. Cincuenta y seis hombres estaban a salvo de los ataques de los fieros dientes de los tiburones sobre el fuselaje y las alas del hidroavión, que sirvió esa noche de refugio contra una terrible muerte. Al amanecer siguiente les alcano el USS Cecil Doyle, y los trescientos diecisiete sobrevivientes fueron rescatados, junto con el ahora inútil hidroavión. Hasta el último instante, los tiburones siguieron atacaron a los hombres y les arrancaban pedazos a dentelladas, hasta que lograban sacarles totalmente del agua, tal y como lo contó Quint, en el filme Tiburón Sangriento. Es en verdad una historia terrible, pero verdadera e inolvidable. __________________ Simplemente es impresionante, esta "información" la publique primero en el foro de un grupo independiente de usuarios del que soy socio, pero he decidido postearla en Off Topic para el posible interés general. Por cierto, ¿qué opinais?, casi parece una castigo divino por entregar la bomba de Iroshima. En el clásico de Steven Spielberg Tiburón (1975), el carismático personaje de Quint, interpretado magníficamente por el gran Robert Shaw, explica que él fue uno de los pocos supervivientes del hundimiento del buque USS Indianapolis, en el Pacífico, casi al final de la Segunda Guerra Mundial.. La forma en la que el personaje en esta escena describe lo ocurrido es escalofriante y no hizo menos que llamarme la atención. Aquí os dejo el texto a que por desgracia no he encontrado un video de esta escena en español : [i]"Un submarino japonés le disparó dos torpedos al costado del barco, yo había vuelto de la isla de Tinyan, de Leyte, donde habíamos entregado la bomba, la que había de ser para Hiroshima. 1100 hombres fueron a parar al agua, el barco se hundió en 12 minutos, no vi el primer tiburón hasta media hora después, un tigre de cuatro metros, ¿ usted sabe cómo se calcula esto estando en el agua ? usted dirá que mirando desde la dorsal hasta la cola, nosotros no sabíamos nada. Nuestra misión de la bomba se hizo tan en secreto que ni siquiera se radió una señal de naufragio (risa irónica). No se nos echó de menos hasta una semana después. Con las primeras luces del dia llegaron muchos tiburones y nosotros fuimos formando grupos cerrados, algo así como aquellos antiguos cuadros de batalla, igual que la que había visto en una estampa de la de Waterloo. La idea era que cuando el tiburón se acercara a uno de nosotros éste empezara a gritar y a chapotear y a veces el tiburón se iba pero otras veces permanecía allí y otras se quedaba mirándole a uno fijamente a los ojos, una de sus características es sus ojos sin vida, de muñeca, ojos negros y quietos, cuando se acerca a uno se diría que no tiene vida, hasta que le muerde, esos pequeños ojos negros se vuelven blancos y entonces ah... entonces se oye un grito tremendo y espantoso, el agua se vuelve de color rojo, y a pesar del chapoteo y del griterío ves como esas fieras se acercan y te van despedazando. Supe luego que aquel primer amanecer perdimos cien hombres, creo que los tiburones serían un millar que devoraban hombres a un promedio de seis por hora. El jueves por la mañana me tropecé con un amigo mío, un tal Robinson de Cleveland, jugador de béisbol bastante bueno, creí que estaba dormido, me acerqué para despertarlo, se balanceaba de un lado a otro igual que si fuera un tentetieso, de pronto volcó y vi que había sido devorado de cintura para abajo. A mediodia del quinto dia apareció un avión de reconocimiento, nos vio y empezó a volar bajo para identificarnos, era un piloto joven, quizá más joven que el señor Hooper, que como digo, nos vio y tres horas después llegó un hidro de la Armada que empezó a recogernos y ¿ saben una cosa ? fueron los momentos en que pasé más miedo, esperando que me llegara el turno, nunca más me pondré el chaleco salvavidas. De aquellos 1100 hombres que cayeron al agua solo quedamos 316. Al resto los devoraron los tiburones el 29 de julio de 1945. No obstante, entregamos la bomba."[/i] Saludos a todos, espero que les guste.3 VOTOSEDITADO EL 02-06-2009 / 23:02 (EDITADO 2 VECES)
Desde luego es una experiencia traumática, verdaderamente horrible... me extraña que, siendo militares en plena guerra, ninguno tuviera un arma con la que defenderse.Deus-Nova1098Hace 15 años2
ElGabirro1484Hace 15 años3Tampoco creo que les hubiera servido de mucho dada la situación. No creo que por unos cuantos rifles hubieran salvado a toda la tripulación teniendo en cuenta la aglomeración de tiburones y la caótica distribución que tendrían los tripulantes del Indianápolis en el agua. Asimismo, ten en cuenta que el naufragio o accidente fue por una explosión y nadie iba a prevenir lo de los tiburones, por lo cual la idea de llevarse el rifle al agua en esa situación no es muy normal. Además los tiburones por norma general no atacan a los humanos sin razón, a veces ni siquiera cuando tiene hambre. Lo que les hace atacar y llegar a devorar a personas es el olor de la sangre, que activa su instinto asesino. Es decir, en cuanto el primer tiburón muerde a una persona empieza a crearse un círculo vicioso a raíz de la sangre que se forma y que los tiburones huelen a kilómetros. Así se van incrementando las muertes y el nivel de sangre en el agua, etcétera, etcétera. Es como un ciclo, que en este caso se prolongó durante días y con una gran número de personas, lo cual fue una tragedia. Saludos.@MelficeMostrar citaDesde luego es una experiencia traumática, verdaderamente horrible... me extraña que, siendo militares en plena guerra, ninguno tuviera un arma con la que defenderse.
Joder lo de los tiburones es acojonante, 400 personas despedazadas dios...
Hay 3 respuestas en <