La petición desesperada de un ayuntamiento tras aparecer ojos saltones en sus esculturas

La ciudad de Bend, en el centro de Oregón (Estados Unidos), es conocida por sus numerosas cervezas artesanales, pero también por la variedad de su paisaje, gracias al río Deschutes que la atraviesa, al desierto que la rodea y a la cercana cordillera de las Cascadas, con sus cumbres dibujando una curiosa silueta a esta localidad de montaña de más de 80.000 habitantes. 

Una ciudad que ha visto cómo en las últimas fechas unos extraños casos de vandalismo se han generalizado por sus calles y han provocado que el Ayuntamiento haya tenido que lanzar un mensaje de socorro a través de sus redes sociales, intentando que el asunto no vaya a más.

La cuestión es que alguien se está dedicando a colocar ojos saltones a las esculturas que se encuentran instaladas en las diferentes rotondas que hay por la ciudad, ya sean animales u objetos inanimados. 

Y eso está provocando no sólo un trabajo extra a los operarios municipales, en unas fechas en las que deberían estar centrados en otros problemas, como la llegada de la nieve a las calles, sino que esas pegatinas están dañando las obras de arte.





“Nos encanta el arte de nuestras rotondas en Bend, así que pongamos de nuestra parte para cuidarlo”, han escrito en un post publicado en su cuenta de Instagram. 

“Aunque los ojos saltones colocados en las diversas obras de arte de la ciudad puedan hacerte reír, cuesta un dinero quitarlos con el cuidado necesario para no dañar el arte”, explican. 

Para terminar, lanzan una petición a la población, o a quien se esté dedicando a pegar esos ojos saltones en las esculturas. 

“Si bien no justificamos las coronas, los collares y los gorros de Papá Noel, mantengámonos alejados de los adhesivos, los grafitis y todo lo que pueda dañar el arte”.

La publicación, subida hace una semana a la cuenta de Instagram del Ayuntamiento de Bend, ha dado que hablar y lleva ya más de cien comentarios. 

Lógicamente, la mayoría pertenecen a vecinos de localidad, que en general no están de acuerdo con el mensaje.





Muchos de ellos coinciden en que esos ojos saltones no molestan a nadie sino que dan alegría a las calles, que un poco de pegamento no es nada en comparación con las duras condiciones meteorológicas que sufren en verano y en invierno las esculturas y que el Consistorio debería preocuparse por otros problemas que tiene la ciudad.