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La creencia en fantasmas ha sido parte de la cultura humana durante siglos, con miles de personas afirmando haber tenido experiencias paranormales. Sin embargo, la ciencia no ha logrado encontrar pruebas concluyentes que respalden la existencia de fantasmas. En cambio, las investigaciones científicas sugieren que estos fenómenos podrían tener explicaciones más relacionadas con la psicología humana y la forma en que nuestro cerebro procesa la información. Investigadores como Christopher French, profesor emérito de Psicología en Goldsmiths, Universidad de Londres, han dedicado años a analizar estos fenómenos. French sostiene que la mayoría de los encuentros con fantasmas son "interpretaciones sinceras pero equivocadas" de eventos naturales. Según su investigación, nuestro cerebro puede engañarnos para que percibamos cosas que no están realmente allí, creando la ilusión de presencias fantasmales. Uno de los mecanismos psicológicos que explican estas percepciones es el efecto expectativa. Este fenómeno sugiere que nuestras expectativas influyen en lo que percibimos. Por ejemplo, si una persona visita un lugar supuestamente encantado, es más probable que crea haber visto o escuchado algo fuera de lo común, incluso si no ocurre nada paranormal. El cerebro, condicionado por las historias que ha escuchado previamente, puede generar percepciones que parecen reales. Además del efecto expectativa, la tendencia del cerebro humano a detectar patrones juega un papel crucial en los avistamientos de fantasmas. Los seres humanos han evolucionado para reconocer patrones en su entorno, una habilidad que alguna vez fue vital para la supervivencia. Sin embargo, esta capacidad también puede llevarnos a ver caras o figuras humanas en sombras u objetos inanimados, un fenómeno conocido como pareidolia. Las personas que creen en lo paranormal son más propensas a experimentar pareidolia, viendo rostros o formas donde no existen. Otra explicación científica para las experiencias paranormales está relacionada con los falsos recuerdos y las alucinaciones. Nuestra memoria no es tan precisa como creemos; los recuerdos pueden reescribirse y modificarse cada vez que los evocamos. Si una persona recibe información incorrecta o sugestionada sobre un evento, puede integrar esos detalles en su memoria como si fueran reales. De esta manera, un encuentro con un fantasma puede ser el resultado de un recuerdo distorsionado. También existen factores médicos que podrían explicar algunos avistamientos de fantasmas. La parálisis del sueño, por ejemplo, es una condición en la que la persona se siente despierta pero incapaz de moverse, y a menudo viene acompañada de la sensación de una presencia maligna en la habitación. Durante la parálisis del sueño, el cerebro está parcialmente consciente, pero el cuerpo sigue en un estado de inmovilidad, lo que puede provocar alucinaciones visuales y auditivas aterradoras. A pesar de las explicaciones científicas, la creencia en fantasmas persiste en muchas culturas. Parte de esto se debe al sesgo de confirmación, un fenómeno psicológico que nos lleva a buscar información que confirme nuestras creencias y a ignorar la que las contradice. Este sesgo puede explicar por qué muchas personas encuentran tan convincentes las historias de médiums y sesiones espiritistas, aunque no haya pruebas que las respalden. Históricamente, la representación de estos seres ha cambiado a lo largo del tiempo. En la Edad Media, eran vistos como almas que no podían descansar en paz, mientras que en la era victoriana, las sesiones de espiritismo se volvieron populares entre quienes buscaban consuelo comunicándose con los muertos. Estos cambios reflejan cómo la cultura influye en la percepción de lo paranormal. Otro aspecto interesante es el papel del entorno. Estudios han demostrado que lugares con condiciones ambientales inusuales, como ruidos de baja frecuencia o campos electromagnéticos, pueden inducir sensaciones de miedo o presencia, incluso sin que ocurra algo sobrenatural. Esto sugiere que muchos avistamientos de fantasmas podrían ser el resultado de reacciones humanas normales a estímulos poco comunes.1 VOTO
Yo creo que sí ¿evidencias? no puedo aportar niguna,tal vez responda su origen a entes,seres que están en un plano diferente al nuestro,respondan a otra realidad y puntualmente se aparecen en el nuestro donde los interpretamos a nuestro libre albedrío de cual puede ser su origen.1 VOTOWangtung17414Hace 4 días2
Me los suelo encontrar a patadas en sus sitios de descanso eterno: Gimnasios y discotecas. Ahora en serio, siempre he pensado que quizá existan, pero mas como una anomalía espacio/temporal que como una entidad que estuvo viva, llamale "eco temporal". No tengo ni tenemos pruebas que afiancen esta afirmación, pero son las mismas pruebas que aportan los que creen que tienen libre albedrío o los que creen que son producto de nuestra mente o disparates de vividores, conjeturas sin pruebas de ninguna índole... por especular que no sea.1 VOTO