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Leer es uno de los placeres favoritos para muchas personas, ya que ofrece esa posibilidad de abstraerse del estrés diario o de los problemas para vivir otras vidas, conocer nuevas historias o aprender de lo que sea en cualquier sitio. Pero esa abstracción no es recomendable en todas las situaciones. Por ejemplo, si tienes algo urgente que hacer y no estás en el lugar adecuado. Que se lo digan a un ladrón, el protagonista de una historia que sucedió hace unas semanas en Italia, que no puede ser más surrealista y que ha provocado muchas risas en ese país. Ocurrió en la ciudad de Roma, en el barrio de Prati. Según reflejan diversos medios transalpinos, el hombre, de 38 años, había trepado por la fachada de un bloque de edificios hasta conseguir alcanzar un balcón y entrar en uno de los apartamentos con la intención, según todo hacía indicar, de perpetrar un robo. Pero no contaba con que un libro se podría interponer en su camino. Al entrar a una de las habitaciones del piso, su curiosidad le hizo mirar qué libros había allí y encontró un ensayo de Giovanni Nucci titulado Gli dei alle sei. L'Iliade all'ora dell'aperitivo (Dioses a las seis. La Ilíada a la hora del cóctel). Parece que le interesó mucho esa obra, que hace un análisis de la mitología griega, porque se tumbó en la cama que había en la habitación y se puso a leerlo, olvidándose de que estaba en una casa ajena a la que había accedido por el balcón y que le podían descubrir en cualquier momento. La vivienda no estaba vacía, y si bien hasta entonces el presunto ladrón había pasado desapercibido, el propietario, un hombre de 71 años, escuchó ruidos en su dormitorio que le hicieron acercarse con cuidado y comprobar que había un desconocido tumbado en su cama leyendo uno de sus libros. Inmediatamente llamó a la Policía, que no tardó en llegar. El hombre seguía en la cama leyendo y fue detenido sin oponer ninguna resistencia. De hecho, trató de defenderse asegurando a los agentes que no tenía ninguna intención de robar, sino que únicamente había accedido a la casa para poder descansar después de haber sufrido una caída. Eso sí, su alegato perdió toda la credibilidad al encontrarse junto a él una bolsa llena de ropa de marca que presuntamente había robado horas antes en otro domicilio al que había entrado.