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En 1912, la experiencia de asistir al cine era muy diferente a la actual, con un conjunto de reglas de etiqueta que los espectadores debían seguir rigurosamente. Estas normas reflejaban los estándares sociales y culturales de la época, buscando mantener el orden y el respeto en un entorno público. Entre las reglas más destacadas, se incluía el uso de vestimenta adecuada, lo que implicaba que los hombres debían llevar trajes y las mujeres, vestidos elegantes. Además, se prohibía hablar durante la proyección para no interrumpir la concentración de los demás asistentes. El comportamiento en la sala también era estrictamente vigilado: no se permitía fumar, comer o beber, y cualquier distracción, como levantarse innecesariamente, era mal vista. Estas reglas eran publicadas en boletines y anunciadas antes de las películas, asegurando que todos los espectadores conocieran y respetaran las normas. Este conjunto de regulaciones no solo reflejaba la importancia del cine como un evento social respetable, sino que también destacaba cómo las normas de etiqueta han evolucionado con el tiempo. “Si la molestan estando aquí, por favor dígale a la administración”: Por una parte, el cine era el lugar donde se mezclaban las clases, géneros y edades “de forma mucho más libre si se compara con la costumbre victoriana”, apunta Rebecca Onion en una publicación de Slate. Por supuesto, existían las preocupaciones habituales como la intromisión a la “delicada sensibilidad de las damas”. “Señoritas, amablemente retiren sus sombreros”: Pese a esto, las mujeres en el cine eran vistas como un auténtico problema por su evidente costumbre de llevar sombreros enormes y charlar todo el tiempo. La asistencia a estos lugares podía convertirse en algo estimulante, y no era raro que los espectadores perdieran sus inhibiciones. En 1910, el escritor W.W. Winters anotó: “de alguna forma te vuelves parte de la esencia de esta cosa. Te alejas de ti mismo, pierdes reticencia, la reserva, el orgullo y algunas otras cosas”. “Por favor, aplaudir sólo con las manos”: Parecerá ilógico, pero si ciertos comportamientos de los humanos no fueran un problema jamás habrían creado anuncios que los prohibieran. Los sombreros enormes y los aplausos (con otra cosa que no fueran las manos) pueden parecer un antiquísimo recuerdo del cine. Sin embargo, si cambiamos estas diapositivas que advertían a los espectadores en 1912 sobre la etiqueta en el cine por advertencias de las múltiples interrupciones que llegan a producir teléfonos inteligentes, las cosas no estarían tan fuera de lugar. “Intermedio de 3 minutos mientras se cambian las películas”: A muchos les encantaría que los intermedios volvieran al cine, sobre todo después de la marca de dos horas. Por otra parte, ¿no sería genial que, en lugar de créditos, el personal del cine tuviera la simple cortesía de desearnos un “buenas noches”? “Intermedio”: “Prohibido hablar en voz alta o chiflar”: “No olvide su sombrilla u otras pertenencias”:4 VOTOSFuente: Marcianosz.
Como todo lo antiguo los modales y el buen comportamiento eran más que etiqueta, eran una costumbre. Por desgracia esas costumbres se perdieron e ir al cine hoy es para ver otro tipo de espectáculos. Claro que también algunas cosas como ir de traje sobran un poco.1 VOTO