¿Por qué el verdadero King Kong se extinguió?

El gorila de King Kong es una leyenda en la cultura popular, pero ¿sabías que había una especie real de simio gigante que vagaba por la tierra hace 300.000 años? Desafortunadamente, esta majestuosa criatura está ahora extinta, y los científicos creen que el cambio climático jugó un papel importante en su desaparición.

Después de años de investigación y análisis, los científicos han descubierto que el declive del simio de King Kong se debió al hecho de que no era capaz de adaptarse al clima cambiante.

Gigantopithecus, lo más parecido a un verdadero King Kong que la Naturaleza jamás produjo, pesó cinco veces más que un hombre adulto y se paró tres metros (nueve pies) de altura, según estimaciones temblorosa.



Vivió en bosques semitropicales en el sur de China y en el sudeste asiático continental hace un millón de años. Sin embargo, casi poco se sabía sobre la forma física o los comportamientos gigantescos.

Los únicos restos fósiles son cuatro mandíbulas inferiores incompletas y tal vez mil dientes, el primero de los cuales fue descubierto en los boticarios de Hong Kong en 1935 y comercializado como dientes de Dáragón.

Según Herve Bocherens, investigador de la Universidad de Tubinga en Alemania, estos pocos restos son ciertamente insuficientes para determinar si el animal fue bípedo o cuadrúpedo, y cuáles habrían sido sus proporciones corporales.

El orangután es su relación contemporánea más cercana, pero si Gigantopithecus tenía el mismo color rojo dorado o era negro como un gorila es incierto.



Su dieta también es un misterio. ¿Era un carnívoro o un vegetariano? Compartió el gusto por el bambú con su vecino, el panda gigante prehistórico Responder a este acertijo también podría decirnos por qué un monstruo que seguramente tenía poco que temer de otra fauna se extinguió.

Es donde los dientes tenían una historia que contar. Bocherens y un equipo internacional de científicos descubrieron que el rey más vivió únicamente en el bosque, era un vegetariano estricto, y presumiblemente no le gustaba el bambú examinando cambios menores en los isótopos de carbono detectados en el esmalte dental.

Estas preferencias restringidas no planteaban un problema para Gigantopithecus hasta que la Tierra fue golpeada por una enorme edad de hielo durante la época del Pleistoceno, que duró alrededor de 2,6 millones a 12.000 años atrás.

La naturaleza, la evolución y tal vez una falta de voluntad para explorar nuevos alimentos trabajaron para destruir el gigantesco mono en ese punto. Debido a su tamaño, Gigantopithecus debe haber dependido de una gran cantidad de comida.

Además, durante el Pleistoceno, se convirtieron más bosques y más densos en paisajes de sabana, lo que también resultó en una falta de suministros de alimentos.



A pesar de esto, otros simios y primeros humanos en África con idénticos engranajes dentales pudieron sobrevivir a cambios similares al consumir las hojas, el césped y las raíces proporcionadas por su nuevo entorno, según el estudio. Sin embargo, el simio gigantesco de Asia, que presumiblemente era demasiado fuerte para trepar árboles o colgar en sus ramas, no hizo la transición.

Gigantopithecus probablemente no tenía la misma flexibilidad ecológica y posiblemente carecía de la capacidad fisiológica para resistir el estrés y la escasez de alimentos, señala el estudio, que fue publicado en una revista especializada, Quaternary International.

Si el mega-pe si el mega-pepe podría haberse adaptado a un mundo cambiante, pero no lo hizo, o si estaba condenado por el clima y sus genes, es probablemente un misterio que nunca se resolverá.

El cambio climático hace varios cientos de miles de años también fue probablemente responsable de la desaparición de muchos otros animales grandes del continente asiático.

La historia del mega me simio es un recordatorio de la importancia de entender el impacto del cambio climático en nuestro planeta, y la necesidad de tomar medidas para proteger el mundo natural.



Fuente: Mysteriesrunsolved.