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Moll Dyer, una enigmática mujer del siglo XVII, solía vivir en Leonardtown, una pintoresca localidad en el estado de Maryland, condado de Saint Mary’s, en Estados Unidos. Sin embargo, su presencia no pasó desapercibida, y una acusación de brujería pronto se cernió sobre ella. El origen de Moll Dyer es objeto de especulación. Algunos dicen que era descendiente de la nobleza irlandesa. Y que América le sirvió de refugio para huir de un tormentoso pasado. Se aventuró sola hasta la provincia de Maryland, estableciéndose finalmente en una modesta residencia en Leonardtown. Su solitario estilo de vida y sus antecedentes desconocidos, sumados a su reputación como experta en hierbas para diversos fines, despertaron la desconfianza entre sus vecinos. No pasó mucho tiempo antes de que los rumores de brujería comenzaran a rondarla. En cierto momento, se dijo que todos los infortunios y desdichas que aquejaban a la ciudad eran culpa de Moll Dyer. Persecución de Moll Dyer: En el crudo invierno de 1697, la escasez de alimentos y una epidemia asolaron a Leonardtown. Tras un largo debate, los habitantes concluyeron que la presencia de Moll Dyer estaba relacionada con aquella catástrofe. Armados con palos y antorchas encendidas, una iracunda multitud rodeó su humilde choza y la redujo a cenizas. Pero, la misteriosa mujer logró refugiarse en el bosque, donde tuvo que soportar el cansancio producto de la huida y el terrible frio de aquella noche invernal. En cierto momento, se arrodilló frente a una imponente roca. Posó una de sus manos sobre ella mientras la otra ejecutaba misteriosos movimientos. Se dice que Moll maldijo aquella tierra y a sus habitantes con total fervor. Días después, un joven que buscaba un ganado extraviado en medio de la nevada descubrió el cuerpo congelado de Moll Dyer en las inmediaciones de la roca. Con un brazo aún extendido hacia el cielo parecía señalar a aquellos que la desterraron, como si les lanzara una maldición eterna. La maldición de la bruja sobre Leonardtown Aunque su cuerpo se retiró del sitio, las marcas de la mano y la rodilla que apoyó sobre la roca quedaron estampadas. Como una sombría advertencia para la ciudad y sus habitantes sobre la espantosa maldición que lanzaron sobre ellos. Se dice que la piedra fue trasladada hasta el tribunal de Leonardtown. Aunque con el tiempo las huellas de Moll Dyer se desgastaron, quienes se aproximan a la piedra dicen experimentar una inquietante incomodidad acompañada de dolores insoportables. En las noches más heladas del año, los lugareños afirman ver una figura femenina que se pasea por los campos y bosques próximos a la ciudad. Describen a una mujer de cabellos blancos y ataviada con un vestido antiguo. Esta enigmática presencia es acompañada siempre por un perro blanco. Las leyendas locales sostienen que el espíritu de Moll Dyer aún acecha la tierra, penando en busca de aquellos hombres que la desterraron de su hogar. La tierra en las cercanías de su cabaña se considera maldita, pues ningún cultivo prospera en el lugar. Además, en esa área se registra un numero anormal de tormentas y rayos. También se habla sobre la presencia de un perro blanco que causa extraños accidentes en el camino que lleva el nombre de la desdichada bruja.4 VOTOS(Se puede traducir al español) Fuente: Marcianosz.
Interesante historia. Solamente los lugareños podrán decir si la maldición es cierta o no.1 VOTO