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Se confirma que la Tierra tiene otro satélite. Se trata de una cuasiluna, un objeto celeste que podría estar acompañándonos desde el año 100 antes de nuestra era, pero que había pasado completamente desapercibido por su pequeño tamaño y su falta de luz propia, algo que lo ha tenido oculto durante años. Los astrónomos ya informaron de su existencia el pasado 28 de marzo, pero es ahora cuando, a través de distintos métodos científicos, cuando se constata que el planeta azul tiene una nueva luna. Este cuerpo espacial, como la Luna, orbita en cercanía de la Tierra y su hallazgo es fascinante por varios motivos. Comencemos por lo obvio de cara a dar un poco de contexto. El pasado 28 de marzo se descubrió con el telescopio Pan-STARRS, Hawái, un asteroide, bautizado como 2023 FW13, que orbitaba alrededor de nuestro planeta. Esto dejó a más de un astrónomo completamente en fuera de juego, ya que hablábamos de una especie de pequeño satélite, existente mucho más allá del espacio de la Luna y el propio planeta, que había permanecido oculto durante miles de años. Los expertos han determinado que esta especie de Luna amiga, que lleva deambulando por nuestras cercanías desde el año 100 a. C, y aproximadamente continuará estando presente hasta el 3.700 d. C. No es especialmente grande, mide apenas unos 15 metros, más o menos el tamaño de un autobús urbano, pero en comparación con otros cuerpos celestes, sería catalogado como algo conocido como 'Migajas primordiales', categoría con la que los astrofísicos refieren a este tipo de objetos que, aunque no lo creamos, son relativamente abundantes. "Son objetos muy pequeños, de superficie oscura y carecen de luz propia, solo reflejan la luz del Sol. Por eso es muy difícil verlos. No se ven hasta que están muy cerca", ha comentado José María Madiedo, astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, a periódicos como El mundo. Pero curiosamente, las reducidas dimensiones de 2023 FW13 han cambiado las reglas con las que los astrónomos contempla el universo y las denominaciones cósmicas. Eso sí, aunque parezca exagerado llamar a este objeto como Luna, pues es una suerte de roca, no es demasiado acertado. De ahí el nacimiento de la denominación cuasi-luna, que orbita a una distancia de 2,57 millones de kilómetros de nosotros, muy lejos, ya que la Luna de toda la vida está a unos 0,38 millones de kilómetros. Pero, ¿cómo se ha formado? ¿Cuál es su origen? Es un gran misterio. Las teorías que manejan los astrónomos hablan de una especie de fragmento de la superficie lunar que acabó desprendido como consecuencia del impacto de un asteroide, arrojando estos rastros al vacío del espacio. Hay que hacer hincapié en que no supone ningún tipo de peligro para la Tierra, ya que es harto improbable que caigan a nuestro planeta y causen daños. Y sí, no sería la única miniluna, ya que encontraríamos distintos satélites, de diferentes tamaños, y no se descarta que aparezcan más en los próximos años. Hace unos años, y con unos 100 metros de diámetro, la llamaron Kamo'oalewa, nombre tradicional hawaiano, más grande y colosal en comparación a este pequeño satélite, pero que en su momento pasó curiosamente más desapercibido.4 VOTOS