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La Tierra tiene más de 4500 millones de años y, durante su existencia, ha sido testigo de una serie de enormes cambios, algunos muy bruscos y traumáticos, de su biodiversidad. El planeta ha sufrido una serie de extinciones masivas, difíciles de entender para muchos, que han llegado a borrar de un plumazo el 90% de las especies que hasta entonces pululaban por aquí. Si bien es cierto que muchos expertos alertan que la sexta extinción ha comenzado, un nuevo estudio afirma que sus efectos serán devastadores y que, en apenas un siglo, veremos sus traumáticos efectos. ¿Puede la Tierra acabar como Marte en un futuro? Mientras videojuegos como Starfield presentan un futuro apocalíptico para el planeta azul, muchos expertos siguen alertando del mañana incierto que puede azotar a nuestro hogar si continuamos, como especie, aniquilando la biodiversidad del planeta. La Teoría de la Gran Mortandad está cada vez más cerca de confirmarse, y los científicos miran al pasado para intentan predecir el futuro. Miremos al pasado más remoto. La primera parada nos lleva hace 443 millones de años y se conoce como la extinción del Ordovícico-Silúrico, que duró entre 500.000 y 1 millón de años y fue verdaderamente traumática: al menos el 86% de las especies desaparecieron. En esta época, conocida como Era Paleozoica, los seres vivos que veían en la Tierra únicamente sobrevivían en el océano debido a las hostiles condiciones climáticas en tierra firme, con ausencia de oxígeno y altas temperaturas. De esta época, concretamente del Ordovícico, es el Orthoceras, un molusco terrorífico y gigantesco cuya longitud era de unos 6 metros de largo y que, junto a otros grupos de seres marinos como los trilobites, acabaron desapareciendo del planeta. ¿Las causas? Algunos expertos especulan con una tormenta solar producida por una explosión de una supernova, aunque otros arrojan cambios en la temperatura, como la entrada un periodo glacial extremo. En este caso, y durante 3 millones de años, el 82 por ciento de la especies existentes en este periodo desaparecieron. Los paleontólogos conocen este periodo como la Edad de los Peces, indicando una explosión en los océanos de todo el planeta, así como un aumento de grupos de animales como los moluscos, con los trilobites siendo el máximo exponente de adaptación, ya que supieron adaptarse a los cambios que vivieron las aguas de la Tierra gracias a sus exoesqueletos. Pero la fiesta duraría poco. Esta extinción casi acaba con ellos, ya que afectó más a las especies situadas en latitudes tropicales que en zonas medias. De las más de 70 familias de moluscos, peces y arrecifes contabilizadas en el Devónico y el Carbonífero, únicamente unas 17 se salvaron. Esta extinción tiene unas causas más concretas y es que la irrupción de las nuevas plantas y la explosión de vida en la superficie modificaron mucho el horizonte y la biodiversidad del planeta, que hasta la fecha había permanecido inalterado en términos de equilibro. Las plantas y sus raíces modificaron la atmósfera y el tipo de nutriente que llegaban a los océanos, que en costas y desembocaduras de ríos cambió para siempre. El plato fuerte. Esta extinción fue la más grave, intensa y peligrosa para todos los animales y organismos que vivieron en la Tierra. Duró apenas 1 millón de años y, como terrible consecuencia, el 96% de las especies desaparecieron. Esta época casi acaba con toda la vida en la Tierra y no, no estamos exagerando ni un ápice. Se extinguieron el 70% de las especies terrestres y el 90% de las encontradas en océanos. Casi nada. Hay muchas hipótesis sobre cómo se produjo este enorme cambio en la biodiversidad de la superficie terrestre, pero se atribuye, de forma general, a aumento de la actividad volcánica cuyos gases de efecto invernadero expulsados a la atmósfera cambió por completo el clima de la Tierra y los animales que vivían por aquel entonces en ella. Al igual que la anterior extinción masiva, fue corta y muy intensa. Duró 1 millón de años y, como consecuencia, el 76% de las especies desaparecieron. A finales del periodo Triásico se produjeron una serie de enormes erupciones volcánicas. Estas, entre lava y cenizas, provocaron un episodio de extinción masiva que arrasó con gran parte de los animales y la flora que habitaba y se extendía por toda la superficie del planeta. El cataclismo, según los geólogos y paleontólogos, fue similar al del impacto de un asteroide contra la superficie terrestre, generando una alteración del clima a nivel planetario, expulsando millones de toneladas de gases tóxicos a la atmósfera y arrasando casi la totalidad de las especies de aquella época. Como curiosidad, al principio de esta época el número de mamíferos era superior al de los dinosaurios, pero los arcosaurios (familia de la que proceden los cocodrilos y las aves), representados por los Crocodilia, Dinosauria y Pterosauria, llegaron a salir adelante. ¿El motivo? Bueno, es complicado. Pero con los dinosaurios hay una fuerte hipótesis. Las grandes extinciones masivas siempre suelen producir una especie de reinicio en el planeta, llevando a cientos de familias y especies, tanto marinas como terrestres, a reformular sus estrategias de adaptación. La vida se abre camino. Pero tras la gran extinción del Triásico, los expertos comienzan a sospechar que los dinosaurios consiguieron ser tan exitosos en el planeta Tierra gracias a su capacidad para afrontar el frío provocado por el invierno volcánico que tapó durante cientos de años la luz del sol. Y por eso, como os comentábamos en Vandal hace unos meses, las plumas de muchos de estos animales se revelaron como vitales para su supervivencia en un entorno hostil. Este hecho facilitó la extensión de la especie de los dinosaurios aproximadamente 135 millones de años Quizá sea la más conocida. Según los últimos datos, se sabe que el 76% de las especies dominantes desparecieron de la Tierra, siendo el detonante para la extinción masiva de los dinosaurios, pero aún así, la extinción de los dinosaurios es uno de los grandes misterios de la ciencia moderna. Sí, existen teorías y modelos climáticos que parecen coincidir en que un asteroide impactó en la península de Yucatán hace unos 66 millones de años y que esto, gracias al estudio de los sedimentos y el tipo de restos que un impacto de esa escala dejaría en la Tierra, sabemos que tuvo que causar una catástrofe difícil de imaginar en escala y destrucción. Esta colisión celeste generó terremotos masivos en la superficie terrestre, tsunamis y un invierno nuclear, que alteró drásticamente el clima. Se cree que alrededor de tres cuartas partes de la vida en la Tierra fue borrada del mapa por el evento, incluyendo la casi totalidad de los dinosaurios, que podrían haber estado condenados millones de años antes de lo que se creía. La sexta extinción de la Tierra podría haber comenzado hace años. Según han destacado biólogos de la Universidad de Hawái en el pasado, así como expertos del Muséum National d'Histoire Naturelle de París, el planeta estaría viviendo su sexta extinción masiva si tenemos en cuenta la enorme desaparición de especies de invertebrados. Según los datos recogidos por ambos entes y numerosos expertos, y publicados en la revista Biological Reviews, la gran parte de esta extinción sería por culpa de la acción humana. Hace unos años, en 2017, la revista Proceedings of the National Academy of Sciences afirmaron que "desde un punto de vista cuantitativo, es más severa de lo que se percibe cuando se mira exclusivamente a extinciones de especies". ¿Estamos condenados como especie? No necesariamente, pero sí es cierto que hablamos de un proceso muy largo, que durará cientos de años, quizás miles. Los expertos y científicos opinan que falta voluntad política por parte de gobiernos y asociaciones, ya que piensan que el problema puede atajarse en cierta manera, es uno de los grandes escollos. Sea como sea, tenemos que tener claro que los seres humanos somos parte de un ecosistema aún mayor y que el reloj está corriendo en nuestra contra.1 VOTO