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Cuando recuerdo el mundo donde crecí y lo comparo con el actual, es inevitable sentir pena por los jóvenes. La generación X ostentaba el 9% de la riqueza y la anterior a ella (los baby boomers) el 21%. Los millennials se mantienen a flote con el 4.8% y a la generación Z le debe ir mucho peor. Pero, esa cuita va mucho más allá de que la humanidad concentre su riqueza en unos cuantos individuos. Por si fuera poco, muchos de esos problemas subyacen en aspectos culturales del cotidiano. Hoy, por muchas razones, es más difícil ser un hombre joven que en el pasado. LA SOCIEDAD DESTRUYÓ LA MASCULINIDAD. De forma totalmente innecesaria, la sociedad empuja a los hombres jóvenes a actuar como mujeres. Peor aún: a menudo se burla de ellos y los castiga cuando así no lo hacen. La necesidad cultural de tener hombres masculinos los ha llevado a “reinventar” la masculinidad una y otra vez. Y siendo sinceros, todas esas reinvenciones son una burda imitación de la feminidad. LA CULTURA DE LA CANCELACIÓN Y LO POLÍTICAMENTE CORRECTO. Es inevitable que en el transcurso de tu vida hagas y digas cosas estúpidas. Sin excepciones, todos lo hacen. Sin embargo, en la actualidad hacer o decir algo estúpido puede convertirte en comidilla de las redes sociales y arruinar tu vida. De la noche a la mañana aparecen miles de desconocidos lanzando toda clase de improperios y amenazas. Además de perder tu trabajo, la sociedad te convierte en un paria. ¿La razón? Tal vez contaste un chiste que a otras personas no les pareció adecuado. Puede ser que tuvieras un mal día y fuiste grosero con alguien. Peor aún: viralizaron un video que no mostraba todo lo que sucedió y miles de imbéciles decidieron interpretar la historia a su conveniencia. LAS TERRIBLES CITAS. El tema de las citas se convirtió en una auténtica pesadilla. Al compartir tus sentimientos con una mujer que te importa, no es raro pensar (o que te digan): “¿qué clase de debilucho siente eso?”. No hay duda de que las mujeres son fuertes y pueden hacer lo mismo que los hombres. Pero, también es cierto que necesitan protección, mimos y ayuda en cada oportunidad. Ser caballeroso es bueno… y sexista. No temas al compromiso, pero si decide divorciarse de ti, recibirá casi todo por lo que has trabajado y un jugoso pago por manutención infantil. Eres libre de buscar citas y encuentros íntimos consensuados. Pero, si más tarde la mujer decide que no lo disfrutó puede acusarte de agresión sexual. Si eres hombre encomiéndate a tu Dios, nada contra corriente y espera a no terminar arrastrado. LA CULTURA DE LA VICTIMIZACIÓN. En muchas culturas occidentales se dio un giro de 180 grados en torno a la victimización. Para convertirte en víctima sólo debes mostrar indignación y el deseo de que te consideren como tal. A cambio recibes un trato especial, incluidos pases por mal comportamiento. La cultura de la victimización es una competencia donde el más patético y llorón gana. Un comportamiento de esta naturaleza aporta nada a la sociedad. REDES SOCIALES. Las redes sociales llegaron para convertir a todos en una marca. Estas plataformas promueven una constante persecución de la influencia, y actos que ya no dependen de la voluntad propia, sino del que dirán o gustará a los demás. Y para mantenerse en tendencia hay que manifestar señales de virtud incesantemente. Las redes sociales nos convirtieron en personas menos auténticas y genuinas. Y aunque a la mayoría le cueste aceptarlo, también menos felices. TELÉFONOS INTELIGENTES. Cuando tenía 11 o 12 años, solía perderme en el barrio durante horas y mis padres ni siquiera sabían donde estaba gran parte del día. Cuando surgía un problema, usaba el cerebro para solucionarlo sin tener que llamar a alguien o buscar la solución en Internet. Si tomamos en cuenta que la persona promedio revisa su teléfono 96 veces por día, estamos ante una fuente de distracción enorme. ¿Cómo puedes concentrarte en algo haciendo esto todo el tiempo? Muchos ni siquiera se dan cuenta de que ese sueño terrible se debe a que sus teléfonos hacen ruido toda la noche. En la actualidad, los demás esperan que tengas un teléfono móvil pues es imprescindible. Pero, más allá del gasto y el potencial daño a tu esperma, considero que la mayoría de los hombres estarían mejor si no llevaran un teléfono todo el tiempo.4 VOTOS