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New Dinasty | Saga, rol privado, lo que sea.

Takretm-1212219
Hace 2 años32
Junto a su acompañante bautizado como Mierdón, Luke se apresuró en dirigirse a la Casa Nostra. No era difícil de localizar desde que su mayor líder, el conocido en los libros como Giorno, llegó a Lord de Aevelin. Hasta entonces, su prole ha seguido siendo parte de los altos cargos del gobierno, por lo cual a pesar de sus actividades -nada desapercibidas para el ojo popular- en el bajo mundo, el conocimiento de la base de la "mafia" era público, aunque no siempre dejaban entrar a cualquiera.

Pero Luke no era cualquiera. Precisamente, una de las ventajas de ser miembro de la CSSH era la de que podías acceder a zonas "oficiales" con solo enseñar tu identificación. Aunque el caso de Luke era diferente, tenía asuntos pendientes con la Casa Nostra... y estos últimos querían hacerle pagar por esos asuntos. Se plantó en frente de la lujosa entrada, saliendo a su paso unos guardias.

— [color=#D7C167][b]Tranquilos, tranquilos...[/b][/color] — decía, dejándose ser cacheado con las manos hacia arriba. — [color=#D7C167][b]Soy amigo de vuestro jefe, ¿sabéis?[/b][/color] — le decía a esos novatos. — [color=#D7C167][b]Soy Luke Monroe, decid que he venido a saldar unas deudas.[/b][/color] — aunque era mentira. Lo único cierto de aquella frase es que tenía deudas con la Casa Nostra, deudas que aún no podía pagar. Los guardias entraron, mandando el mensaje y esperando a recibir respuesta. Cuando lo hicieron miraron un momento a Luke, y este supo lo que se venía, así que se preparó para encajar el golpe que recibió en aquel instante, dejándole sin aire de rodillas en el suelo.

El guardia comprobó que nadie mirase, y luego observó al chucho, bufando una risa burlona a ver que venía con Luke. — [b]Seguro que el mamonazo este solo tiene de compañía a este saco de pulgas, qué triste.[/b] — decía, riéndose mientras su compañero le ponía a Luke una bolsa en la cabeza para llevarlo ante su líder.

Luke ya sabía ese procedimiento, lo había visto varias veces no en él sino en algunos compañeros. Mientras lo llevaban a rastras ante el líder de la Casa Nostra estaba pensando en qué le diría.

Escuchó una puerta abrirse, aunque se sentía frío el ambiente. No lo habían llevado a la sala de invitados precisamente. Lo lanzaron en la instancia y le quitaron la bolsa, y entonces lo vio, el líder de la Casa Nostra sentado con un arma ensangrentada en la mano. A su lado, un cuerpo tendido. Aún se podía ver el humo saliendo del cañón de la pistola.

[center][size=25][i]Jorys
Giovanna[/i][/size]

[/center]

Descendiente de los Giovanna, y por ende, un Joestar. Pero un Joestar distinto, un Joestar con la sangre de los Copperhead. Hacía mucho tiempo ambas organizaciones unieron familias, haciéndose más fuertes que nunca en el mundo del crimen organizado.

— [color=crimson][b]Pero mira a quién tenemos aquí, es la rata de Monroe.[/b][/color] — decía, mirando de reojo al chucho que venía. — [color=crimson][b]Hasta traes un acompañante, no me equivoco si digo que ese animal tiene más honor que tú, ¿cierto?[/b][/color] — era evidente que no le gustaba demasiado el Monroe. — [color=crimson][b]Has dicho que venías a pagar tus deudas, no veo aquí el dinero, ¿acaso pensabas hacer un Bizum o algo? Te hubieses ahorrado el venir hasta aquí, imbécil.[/b][/color] — 

— [color=#D7C167][b]Oh, mierda...[/b][/color] — decía, incorporándose. — [color=#D7C167][b]Creo que se me ha caído por el camino mientras tus gorilas me arrastraban con buenos modales hacia el salón de invitados.[/b][/color] — comentaba, sarcásticamente. Se llevó la mano al bolsillo, por lo que de pronto notó una brisa y presencia en su oreja, lo cual le puso los pelos de punta, subiendo una de las manos. — [color=#D7C167][b]Tranquilo, no voy a hacer nada. Necesitaba verte, Jorys.[/b][/color] — sacó el papel y se lo lanzó a los pies. — [color=#D7C167][b]Esta mañana ha llegado un robot extranjero clamando que tenía una misión. Antes de desconectarse me dio este papel, es una serie de instrucciones. Está dirigido para el rey del Cuadrante Negro, el Rey Impotente. Se le debe hacer entrega de un producto desconocido, y pensé que en la Casa Nostra tendrían idea alguna sobre qué es, ya que os manejáis muy bien en asuntos así.[/b][/color] — 

Jorys tomó el papel, observándolo con desinterés. — [color=crimson][b]¿Y por qué querría yo ayudarte?[/b][/color] — decía, mirándole de reojo. — [color=crimson][b]Nos jodiste un negocio en el cual nos aseguraste que no habrían de tus compañeros en el muelle, que la entrega sería limpia y sin problemas. Perdimos una gran cantidad de dinero, y obviamente, como Lord, no puedo interceder en ello.[/b][/color] — estaba claramente molesto. — [color=crimson][b]¿Y de verdad vienes aquí pidiendo ayuda y esperando que no te pegue un tiro? Porque créeme, ni siquiera mereces que use a...[/b][/color] — 

— [color=#D7C167][b]Calma, calma, no hace falta llegar a eso.[/b][/color] — interrumpió. — [color=#D7C167][b]Debes verlo con más perspectiva, amigo. Es un asunto burocrático, ¿y si alguien quería envenenar al rey del Cuadrante Negro? No tenemos ahora mismo buenas relaciones con ellos, 
y se dice que las Mariposas Negras están en marcha hacia aquí. Tal vez si se le hace saber que se le ha salvado la vida de un posible envenamiento las relaciones políticas mejores. Y piénsalo, tras lo que ha ocurrido en Auralia y lo que puede ocurrir, nos va a venir bien tener amigos. He oído también que la Santa Orden está moviéndose, se comenta en las altas filas de la CSSH que están siendo más ambiciosos que de costumbre...[/b][/color] — hizo una pausa. — [color=#D7C167][b]Eres Lord de Aevelin, sería un gran puntazo para ti el ser partícipe de un cese a las hostilidades con el Rey Impotente.[/b][/color] — 

Jorys estuvo pensativo por un momento, suspirando y levantándose. — [color=crimson][b]En parte tienes razón...[/b][/color] — decía, mirando a Mierdón con cierto desdén, pero mayor desprecio era no mirar al Monroe mientras le hablaba. Se acercó al perro y cambió el desdén por unas caricias. — [color=crimson][b]En parte.[/b][/color] — y ahora miró al Monroe. — [color=crimson][b]Esto es un puto afrodisíaco. Alguien quiere que ese gordo de mierda tenga prole. En serio, imagínatelo, ¿ese asqueroso con prole? Me es vomitivo solo de pensar a una chica engendrando un vástago suyo.[/b][/color] — 

— [color=crimson][b]Pero por otro lado... soy consciente de la situación mundial -y más alla de nuestro mundo- que se nos viene encima. La emperatriz no da señales de vida, la ambición de la Santa Orden se está palpando y los Kiath están cerca de una guerra civil que pueden llegar a trasladar a Broken Core, o incluso peor. Se dice que Sir Jhaos, el líder de su ejército, está proponiendo poner al imbécil y bélico de su hermano como Rey de Auralia, ¿y sabes lo peor? Que nuestros espías nos han informado que ha estado hablando con enviados de la Santa Orden en La Lucera.[/b][/color] — hizo una pausa, dando un suspiro y callando un momento.

— [color=crimson][b]Y de Beildan no sabemos ni una mierda. Y me preocupa, porque uno nunca sabe que tiene su Rey entre manos. Siempre están a lo suyo... ¿pero qué es lo suyo? Me inquieta. Sabes qué, por mucho asco que nos de el gordo del Rey Impotente nos conviene tener aliados y evitarnos una pelea con las Mariposas Negras, ¿quieres cubrir tu deuda, Monroe? Lleva el afrodisíaco al Cuadrante Negro en nombre de Aevelin. Hazlo como acto de buena fe y consigue su apoyo. Yo trasladaré al Consejo de Aevelin la información y me quedaré con el mérito, ¿de acuerdo? Es eso o la muerte, y no puedo asegurarte que sea por mi mano o por la guerra la que te la garantice. Nosotros nos encargaremos de proporcionarte ese afrodisíaco.[/b][/color] — 

Monroe suspiró, se esperaba hacer cualquier cosa menos tener que viajar hasta un sitio que en su momento fue de los lugares más lúgubres. Qué pereza. — [color=#D7C167][b]Está bien, está bien... si algo me gusta es mi cabeza pegada al cuerpo. Muy bien, pondré rumbo al Cuadrante Negro...[/b][/color] — decía, marchándose y dando unas palmadas en la pierna para que Mierdón lo siguiese. — [color=#D7C167][b]Por cierto, me sé la salida, no hace falta que me lleven de la misma forma que me trajeron.[/b][/color] — 

Y se fue no sin antes recibir el afrodisíaco sacado de los laboratorios de la Casa Nostra. Ahora solo quedaba poner rumbo al Cuadrante Negro.
2 VOTOS
Xeper1574Hace 2 años33
Qué interesante le parecía todo aquello a Mierdón, que meneaba de forma incesante la colita tras haber regado una maceta con semen. O quizás pis. En momentos como estos es cuando el dicho de que "el diablo está en los detalles", cobra una peculiar importancia. Espera, ¿había oído Cuadrante Negro? ¿Ahí donde las perras eclipsan el sol?

 

[i]"Así sea, Luke Monroe. Enfrentémonos a nuestro destino"[/i] pensó Mierdon, uniéndose a la travesía hacia el cuadrado negro... O el cuadriculo oscuro... O al cuadrillero... Bueno, a ese sitio donde reina Salazar.
1 VOTO
Xeper1574Hace 2 años34
[center]— [i][b]No puedo verte. ¿Dónde estás?[/b][/i][/center]
[center][/center]
[center]— [i][b]¿Egan?[/b][/i][/center]
[center][/center] 
Arde. — [i][b]Estoy aquí, Morgana. Estoy aquí[/b][/i] —todo arde. Allí moría todo lo que era. Todo, excepto una parte.

El carromato se zarandeaba de tal modo que aparentaba ser una cuna de grandes dimensiones. Si bien el viaje fue corto y algo abrupto, también resultó lo suficiente ameno como para que el fénix lograse conciliar el sueño. Sin embargo, el agridulce abrazo de Morfeo se vio interrumpido por una especie de cántico arcaico.  

— [i][b]La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar[/b][/i][i][b]Porque no tiene, porque le faltan...[/b][/i][i][b]Las dos patitas de atrás[/b][/i]

— [i][b]¿Qué demonios estás agonizando?[/b][/i] —imploraba el somnoliento Kyler por una respuesta.

— [i][b]Música clásica[/b][/i] —decía Soos. — [i][b]Oye, Egan, pareces bastante cansado. Deberíamos parar a reposar en algún lado, ¿no te parece? Os prepararé algo mientras tanto[/b][/i] —añadió con sartén en mano.

[center][/center]
Como el hombre no tuvo tiempo de responder, no lo hizo. Así fue la voluntad de Soos, que cocinaba unos huevos revueltos de dragón, lo suficientemente grandes como para no pasar hambre en unas semanas. Era un experto de la cocina exótica. El animalillo agitaba la sartén según tarareaba una dulce melodía, mientras el resto del equipo descansaba. Habían encontrado un refugio escondido tras una cascada, y ahí se instalaron confiando en que despistarían a sus perseguidores por un tiempo.  

Egan y Soos llevaban años huyendo de la familia Kyler, quienes habían jurado acabar con el último miembro conocido de los Monroe: Alex. A estas alturas ya se habían acostumbrado a ese deplorable estilo de vida, porque si no estaban eludiendo a un cazador de mutantes, lo hacían de un mercenario. Todos ellos buscaban lo mismo del pequeño:

[center]El camino.[/center]
[center][/center]
Así es como se bautizó a la [url=https://i.postimg.cc/jdQWyMQ9/bern.png]maldición de los Monroe[/url], impuesta una vez hace cinco siglos por Bernkastel, la bruja de los milagros. Y es que mediante encantamientos y promesas rotas, Alexander Monroe, quien años más tarde sería el padre de la dinastía, obtuvo cumplidos sus más ambiciosos deseos. No obstante, poco tiempo tardaría en demostrar ser un crío engreído, sin ninguna habilidad para la administración económica, burocrática o militar. 

A pesar de que sabía cuál era el precio a pagar, Alexander hizo caso omiso a las advertencias. Durante años puso a prueba la paciencia de las brujas. Por esta razón, Bernkastel decidió hacerle entrega de un don. El nefasto emperador podría ver el camino para alcanzar aquello que el resto más anhela. En cambio, su piel acabaría endureciendo hasta ser tan robusta como un roble. Esta maldición volvía a sucederse cada dos generaciones, siendo de este modo como el Monroe más joven la heredó. 

Alex no podía respirar. Mientras Soos hacía turnos de vigilancia, Egan cuidaba del enfermizo niño, tratando de hacerle beber agua y comer algunos frutos secos. Poco más pudo hacer el renegado Kyler por él. Viéndose en la necesidad, el pelirrojo sacó una bolsita del zurrón que envolvía su cintura y, de ella, extrajo un polvo grisáceo. Aquella sustancia se llamaba [i]Polvo de Hipogrifo[/i], el cual se obtenía de las partículas que se desprendían cuando la mitológica criatura agitaba sus alas. Sobre todo, era demandado por el potente efecto sedante que tenía, capaz de dormir hasta una mantícora haciéndose uso de pequeñas dosis.   

— [i][b]Eres fuerte. Aguanta un poco más[/b][/i] —musitó el hombre, untando entonces una llovizna plateada sobre los ojos del muchacho. 

[center][/center]
— [i][b]Iré a las Colinas Verdes. Alguna pista podría conducirme a las brujas. Y si hay una mínima posibilidad de salvarle, creo que vale la pena intentarlo. Morirá si seguimos huyendo a ninguna parte[/b][/i] —acabó decidiendo Egan.

— [i][b]¡Déjame ir contigo![/b][/i] —clamó la foquita.

— [i][b]No. Tú te quedarás aquí. Al menos uno de nosotros debe vigilarlo[/b][/i] —ladeó la cabeza en dirección al Monroe. 

Tras unos segundos de duda, Soos dijo finalmente: — [i][b]Fénix... Buena suerte[/b][/i] —le deseó de corazón. — [i][b]Si no volvemos a vernos, he de decir que has sido el mejor amigo que pudiese haber deseado. No te metas en líos innecesarios[/b][/i] —y se mantuvo firme al despedirse, sosteniendo su hacha dorada, la degolla-rufianes.

[center][/center]
— [i][b]Lo mismo digo, Soos. Cuida bien del mocoso[/b][/i] —así pues, Egan se subió a Peludito y cabalgó tan rápido que atravesó la cascada sin humedecerse. En ese momento, fénix y carnero contemplaron el refugio desde la lejanía, pero no vacilarían ante el desconcierto y emprendieron la marcha con brío.
EDITADO EL 26-12-2022 / 19:26 (EDITADO 6 VECES)
4 VOTOS
Xhepher6735Hace 2 años35
[center][/center]

— [b][color=#3EA99F]Uhm.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Y después tienes que reunirte con el representante del gremio de comerciantes de La Lucera. Algo de un tratado sobre minerales.[/color][/b]

Él no dijo nada. Continuó comiendo.

— [b][color=#C25283]Y luego te tienes que reunir con el jefe de la guarnición local de la ciudad, dicen que la Orden podría suministrarles armas. Ah, y también hay que poner un puesto de reclutamiento, por si hay voluntarios que quieran unirse a nosotros. Después debemos...[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]¿Puedo terminar de comer, o también me tengo que reunir con el chef personal del difunto Rey?[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Ahora que lo dices, tienes que reunirte con un emisario del ejército de los Kiath para que te den el permiso oficial para montar una embajada aquí.[/color][/b] — Sintió como su hermano afilaba su mirada, lo que le produjo cierta gracia. — [b][color=#C25283]¿Qué, no te gusta ser un chico importante? Todo esto lo pone en la lista de cosas que tú mismo apuntaste, no me lo estoy inventando.[/color][/b]

Vantis se arrepintió de haberle enseñado leer a su hermana.

[center][/center]

Atravesó el invisible portal como si este estuviese delante de sus ojos. No necesitaba verlo, pues el cambio brusco de atmósfera era suficiente para saber cuándo uno estaba pisando la tierra de otra dimensión.

— [b][color=#3EA99F]¿Desde cuándo tenemos un portal accesible al lado de La Lucera? Si los Kiath se enteran nos decapitarán a todos.[/color][/b]

— [b][color=Sienna]Ya lo saben. Y si no se han enterado ya, se merecen ser engañados.[/color][/b]

La persona que le había contestado era el único residente de aquel universo. Un alienígena en esa tierra, ahora acompañado por otro alienígena. Los dos únicos habitantes en aquella tierra muerta. La mayoría de las dimensiones alternativas a las que los portales de la Orden daban acceso no eran más que superficies llanas, carentes de vida y con cielos oscuros. Y este no era una excepción.

A las espaldas de ambos el espacio-tiempo se desgarraba, delatando la presencia de los respectivos portales que conectaban a lugares de Broken Core, muy distantes entre sí, pero cuya distancia se reducía a metros en aquel lugar entre espacios. — [b][color=Sienna]Siento haberte llamado con tanta urgencia. Espero que tus deberes como embajador de la Orden no se hayan visto afectados.[/color][/b] — Se situaban el uno delante del otro, a escasos metros de distancia. El hombre que hablaba tenía una máscara tapándole todo el rostro, pero su voz delató su identidad sin necesidad de explicaciones.

— [b][color=#3EA99F]La embajada ya está establecida y tengo a un par de nuevos reclutas haciendo el trabajo pesado. Mi hermana me sustituye en mi ausencia.[/color][/b]

— [b][color=Sienna]¿Te han dado permiso para delegar tu autoridad en tu hermana?[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]¿Necesito permiso?[/color][/b]

El hombre se rio por un momento.

— [b][color=Sienna]No, supongo que no lo necesitas. Tenemos problemas, Vantis.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Ha pasado algo en Odane, ¿verdad? No he recibido noticias desde que envíe mi mensaje sobre la alianza con los Kiath.[/color][/b]

Su nombre era Otto,  un comandante de bajo rango dentro de la Orden. No era muy mayor pues apenas pasaba de los 40 años, pero su temperamento hacía pensar que se trataba de todo un veterano de guerra. No obstante su experiencia en combate era innegable y sobresaliente, y es por esa razón por la que se le encargó el entrenamiento de los reclutas más destacados de la organización. Aquel joven era uno de esos pocos que había entrenado personalmente.

— [b][color=Sienna]El Gran Maestre ha desaparecido.[/color][/b] — Vantis se sorprendió y estuvo a punto de decir algo, pero fue interrumpido. — [b][color=Sienna]Espera, déjame hablar primero. Esto es serio. No es como otras veces donde el Maestre se ausentaba una temporada. Pensábamos que esta iba a ser una de esas veces, pero llevamos un año sin oir de él. Hay muchos, muchos generales que quieren nombrar a un nuevo sucesor, si es que no se han nombrado a sí mismos. Vantis, hay una guerra civil en la Santa Orden ahora mismo.[/color][/b]

No respondió inmediatamente. Se agachó ligeramente y apoyó las manos en sus rodillas. Tras unos escasos segundos que al joven le parecieron una eternidad, el joven rompió su silencio.

— [b][color=#3EA99F]¿Como va a desaparecer? Eso no puede ser.[/color][/b]

— [b][color=Sienna]Pareces consternado. Pensaba que no te importaba tanto la política de la Orden.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Él no puede desaparecer. Escúchame, él [i]tiene[/i] que estar. Nunca se iría.[/color][/b]

— [b][color=Sienna]Pero se ha ido. Escucha, si tú quieres creer que volverá, es tu decisión. Personalmente yo creo que ha tenido suficiente y que se ha marchado para no volver, o alomejor se ha suicidado en alguna de estas malditas dimensiones alternativas que tanto le obsesionaban. Sea lo que sea, existe un vacío de poder y debemos asegurarnos de que la Orden no se autodestruye.[/color][/b]

Vantis apenas le escuchaba. Distraído y confundido, como si no entendiese bien la información que le estaban dando, preguntó.

— [b][color=#3EA99F]¿Qué es lo que quieres de mí?[/color][/b]

— [b][color=Sienna]Has hecho un tratado con los Kiath, ¿verdad? Lo cumpliremos. 

[center][/center]

Tenemos ahora mismo a 30.000 soldados en nuestras filas, sin contar a la reserva de 8000 hombres solo por si los Kiath necesitan ayuda. No vamos a romper relaciones con ellos porque un puñado de traidores quieran arruinar todo por lo que hemos trabajado en estos quinientos años. Desde ahora, toda la zona de influencia al Este de Odane, incluida la embajada de la Orden en La Lucera, estará al servicio del nuevo Gran Maestre, su Santa Eminencia Sigmund el Sabio.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Tienes que estar de coña. Sigmund es solo un general.[/color][/b]

— [b][color=Sienna]Y la mano derecha del antiguo Gran Maestre. Nadie mejor para sustituirle queda en estos tiempos oscuros.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Joder, malditos hijos de puta. Sociópatas.[/color][/b]

Se aguantó las ganas de vomitar.

— [b][color=Sienna]Debo admitir que no esperaba una reacción así, no de ti. ¿Va a ser un problema? ¿O tal vez tienes pensado unirte a ...?[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]¿A quién? ¿A quién iba a unirme? Iros a tomar por culo con vuestras facciones y complots.[/color][/b]

Los portales pulsaron, el aire se resquebrajó a su alrededor.

— [b][color=Sienna]No son muy estables, deberíamos terminar rápido y volver. Escúchame, y déjame ser claro. No tendré en cuenta tu actitud de hoy,  porque te he entrenado personalmente y sé que pese a tu cinismo, eres leal. Sigmund no sabe tu nombre, y por lo que a él respecta no eres nadie. Si le causas problemas, no tendrá reparos en sustituir al embajador de La Lucera por un lealista. ¿Has entendido?[/color][/b]

Mientras hablaban, los pensamientos de Vantis se refugiaron en un pequeño recoveco de su mente.

— [b][color=#3EA99F]Sí, entiendo.[/color][/b]

Dejó que su boca hablase por sí misma, mientras él pensaba.

— [b][color=Sienna]Sigmund quiere continuar los planes de la Santa Orden mientras lidia con el problema sucesorio. Busca más que gloria personal en su nuevo puesto, y por tanto debes considerar la misión que te voy a dar ahora no como un encargo del nuevo maestre, sino como un deber que tienes con la Orden, sin importar de cual sea su líder.[/color][/b]

Pensaba cual es el mejor curso de acción para matar a 38.000 hombres.

— [b][color=Sienna]Sé que si alguien puede lograrlo, eres tú. Eres el mejor de todos los descendientes de Synd.[/color][/b]

El tiempo que le concedía el camino de regrese a la Lucera le permitió un momento para meditar. Lejos del apartado valle donde estaba aquel portal que acababa de cruzar, pasando una modesta villa asentada a las afueras de La Lucera, acompañado de los pocos peregrinos que caminaban junto a él en aquella calzada de piedra y mármol que terminaba en las puertas de la ciudad. La monotoneidad del escenario calmó su espíritu, y agraciado por la compañía de un mundo sencillo, pudo olvidar por un momento lo que recordó un instante después.

[center][/center]

— [b][color=Sienna]La Santa Orden busca provocar un segundo Romalgama.[/color][/b]
EDITADO EL 27-12-2022 / 12:13 (EDITADO 1 VEZ)
4 VOTOS
Xeper1574Hace 1 año36
@Xhepher

[center][/center]
[center][size=22]— [i]Increíble, esto es nuevo...[/i][/size][/center]
[center][/center]
— [i][b]¿Ahora utilizáis tecnología de Beildan? Dios mío, sois como un grano en la espermateca[/b][/i] —quien hablaba era Eleonora, apodada en clave por "la Red" como la viuda blanca. La depredadora de mutantes se encontraba sobre un altivo risco, a varios kilómetros de la ciudad colonial, donde contemplaba con sus ojos arácnidos el arsenal de unos individuos. Su vestimenta formal evidenciaba que pertenecían a la Agencia. Y estos yacían inconscientes y enrededados entre sí, bajo el yugo de una malla hecha de telarañas que había sido tejida por una servidora. 

Eleonora sentía una gran expectación por el reciente descubrimiento, pero tuvo que detener su concienzudo análisis al escuchar el ronroneo de un teléfono. — [i][b]¿Moshi moshi?[/b][/i] —contestó con la salutación de la Red. — [b][i]¿El bastardo de los Kyler? No, eso es asunto de la morsa negra[/i][/b] —alias de Adolf Dickcock. — [b][i]Nuestro objetivo se llama Vantis, es uno de los descendientes prodigio de Synd[/i][/b] —le recordó a su interlocutor. 

— [b][i]Quien sabe, quizás nuestro proveedor tiene cuentas pendientes con él. Tal vez no soporte a los mojigatos de la Orden, o puede que le interesen sus habilidades para sí mismo. Sinceramente, ni lo sé ni me importa.[/i][/b]

[center][/center]
Al margen de divagaciones, la viuda blanca informó sobre el éxito en su misiva. — [b][i]Sí, ya me he ocupado de la Agencia. No deberían suponerte un problema por aquí. Hazte con la cabeza de ese desgraciado y vayámonos de este estercolero[/i][/b] —fue todo cuanto dijo por su parte.  

Luego, se dispuso a cortar la llamada. Parecía que todo marchaba según el plan ideado por la cazadora, pero de imprevisto, un blaster de energía caído del cielo lanzó su intercomunicador por los aires. 

— [i][b]¡Alto ahí! ¡Soy el agente John Scaletta, y estás detenida por asesinato en tercer... en primer grado![/b][/i] —ordenó el robótico autor del disparo, el cual montaba sobre un gran caballo alado y, sin ningún tipo de miramiento, amenazó a Eleonora con un cañón que le sobresalía del brazo. 

— [i][b]Vaya, parece que tengo compañía.[/b][/i]

[center][/center]
[center][/center]
[center][/center]
Piedras y heces de cerdo volaban en su dirección. Un tomate podrido que había sido lanzado desde la multitud, impactó en su mejilla y se la dejó completamente pringada de putrefacta gelatina. Por el contrario, Egan no dio ningún tipo de importancia a ese cálido recibimiento, puesto que no era la primera vez que lo experimentaba. Así que aceptando su castigo, decidió avanzar por el estrecho pasillo que habían formado la aglomeración de campestres.    

— [i][b]¡Traición en la sangre! ¡Traición en la sangre![/b][/i] 

— [i][b]¡Vete de aquí, Kyler! [/b][/i] 

Según él, merecía todo aquello. Egan pensaba que tenía una deuda imposible de saldar con cada una de esas gentes encolerizadas. Sin embargo, estuvo a punto de encarárseles cuando, con una innecesaria violencia, un hombre trató de embestir el hocico de Peludito. El semblante del fénix cambió en un instante y, de no ser porque un anciano interfirió en el percance, quien sabe el desastre que pudiese haberse sucedido.   
 
— [i][b]Empezaba a pensar que te habías olvidado de tus raíces[/b][/i] —dijo el viejo, dirigiéndose al exacerbado jinete. —[i][b]Nada ha cambiado, como puedes ver. Aún no han perdonado tu retirada en la batalla del río Mitra.[/b][/i]

— [i][b]Nunca lo harán[/b][/i] —replicó Egan, incorporándose. — [i][b]Me alegro de volver a verte, Chusei. ¿Qué ha pasado?[/b][/i] —preguntó después.

— [i][b]Esos cabrones de los Vikar. Esta es la tercera vez que han arrasado con todo el pueblo. Dentro de poco no les quedará nada por saquear.[/b][/i] 

[center][/center]
Ambos se habían detenido ante lo que parecía un monumento dedicado al renombrado príncipe de Valaquia. Se trataba de una filera de cadáveres empalados en lanzas. Los cuerpos estaban contorsionados de formas imposibles, y se calcinaban lentamente en un fuego abrasador. Egan contemplaba las llamas en silencio, como si sus ardientes flamas lo consumieran también.   

Chusei se encogió de hombros. — [i][b]Como sea, ¿qué se te ha perdido en Villaconejo, Gummo?[/b][/i] —quiso saber. 

— [i][b]Ahora me llamo Egan.[/b][/i]

— [i][b]Oh, claro. No quería ofenderte. Los años pasan y, bueno, ya sabes...[/b][/i]

— [i][b]No perdonan a nadie[/b][/i] —asevera el fénix acabando la frase del otro. — [b][i]Estoy buscando a mi tío Roderic, pensaba que rondaría por aquí.[/i][/b]

— [i][b]¿Acaso quieres algo de la Orden?[/b][/i]

[center][/center]
— [i][b]Sí, su autorización. Tengo que pasar por Odane si quiero llegar hasta las Colinas Verdes[/b][/i] —allí, donde el modesto dominio del linaje Monroe se ocultaba entre una indomable vegetación. 

Mientras viajaba, Egan se aferró a la esperanza de encontrar en Villaconejo un remedio para aquel problema, pero cuál no sería su desilusión al oír la respuesta de su escolta:

— [i][b]Pues siento ser yo quien te diga esto, pero ya hace un tiempo que se marchó. No ha quedado ni rastro de ese pobre diablo.[/b][/i]

— [b][i]¿A dónde crees que pueda haber ido?[/i][/b]

— [b][i]No tengo ni la menor idea. En cualquier caso, estás tentando a la suerte con tu mera presencia. Así que, muy a mi pesar, deberías irte de aquí[/i][/b] —hubo de advertir el viejo Chusei, en consecuencia de las miradas furtivas que dedicaban al jinete. 

— [b][i]Lo haré. Gracias por todo. Me aprovisionaré un poco y, antes de partir, puede que vaya a ver los lirios blancos por última vez[/i][/b] —dijo nostálgico, porque de pronto había recordado los jardines de Roderic en los que solía jugar antaño. 

— [b][i]Sea, entonces. ¡Que los vientos de Eolo soplen a tu favor, pequeño Fénix![/i][/b] —y así lo hicieron, acompañando a Egan durante su travesía por las devastadas calles que una vez fueron su hogar. 

[center][/center]
EDITADO EL 18-01-2023 / 18:09 (EDITADO 3 VECES)
3 VOTOS
Theory458Hace 1 año37
[center]
[spoiler="Tema"]
[/spoiler] [/center] [size=13]En lo alto de un edificio se encontraba un hombre el cuál miraba sentado en una tumbona la noche que convertía a Aevelin en un "árbol de navidad". La cantidad de luces que posaban en las calles y edificios no era normal, y algunos lo comparaban con la cantidad de las mismas estrellas. Dicho individuo a su vez, le rondaba en la cabeza una noticia que vió en el metaverso, enfocando sobre todo títulos y fotos: [center][b]- Robot arremete la vida de pasajeros[/b] [i]Seguida de un gif del robot atacando al tipo.[/i] [b] ¿Esto es lo que se nos prometió de la productividad sobre los robots?[/b] [i]Seguida de una imagen comparando los primeros prototipos que prometían mejorar la calidad de vida de muchos y una actual del vagón ensangrentado.[/i][/center] El debate que se originó por estas noticias en el momento que se encontraba dentro de la sala fue un caos. Pero bueno, nada nuevo. El origen del despecho hacia los no-humanos (insulto para referenciar a un robot) se originó a raíz de unas promesas que se cumplieron en menor medida y ha traído consigo un mayor volumen de habitantes que según muchos, quitan empleo , son peligrosos … Sobre el empleo, esto se puede deber porque a las empresas les interesa contratar a una maquina en lógica que pueda hacer el doble de trabajo que un humano, más rápido y más barato, de hecho, si se pudiera hacer no se pagaría nada a los robots, pero las empresas están obligadas a pagar x dinero que va dirigido a las empresas creadoras de los robots. Los robots al fin y al cabo no necesitan comer ¿verdad?. En algún momento, cuando la IA de estas mejoraron, propusieron un pequeño porcentaje de la paga para ellos, para ropa aunque sea. Aunque no quedó ahí, empezaron a exigir derechos , pues se sentían miseros productos para el gusto del ser humano. [b][color=#954646]— Maldita sea... —[/color][/b] mientras suspiraba mirando al cielo. El amanecer iba tornándose en el horizonte de la ciudad. Mientras el cielo obtenía un color anaranjado calmado, el individuo se miró seriamente el brazo. Este era robótico, de un tono como el de su piel. Se levantó de la tumbona y bajó escaleras abajo. El piso en el que se encontraba era extenso y estaba muy ordenado. Para cuando ya se hizo completamente de día , el hombre se sentó en la silla de su escritorio y se dispuso a usar el ordenador. Cuando inició sesión, le llegó inmediatamente un mensaje en el la esquina superior derecha : [b]"Dante , deberías revisar su cuenta de ahorro. El salario que se encuentra en él es inferior a 50 euros."[/b] [center][/center] Dante se llevó las manos a la cabeza, pues ya pagó todos los gastos importantes, pero ya llevaba años que no se podía hacer ningún capricho decentemente. Esto le perturbaba cada día. Y aunque a veces se rinda, intenta seguir adelante como sea. Abrió varias ventanas de un navegador, en una buscó novedades acerca del caso del robot, y en otras buscó empleo que le pueda sacar del aprieto. Hacia esto todos los días en la mañana. Si no encontraba nada , que es el caso desde hace 5 años, se iba al taller de coches de un conocido y le daba una pequeña paga. Aunque esta vez no. Había una oferta para cazar al robot. 500.000 monedas estaban en juego. A Dante le resultó raro. ¿Por qué iba a costar tanto? Si, ha asesinado a una persona y la ha liado parda. Pero el precio era excesivo. Parecía ver algo más. [center]El resto de ofertas tenian que ver con electricidad o informática. Y Dante no se sentía capacitado para ello.[/center][/size] [center][size=20]_____________________________________________________________________________[/size] [size=10][i]Calles del área tecnológica de la capital[/i][/size] [/center] [size=13] Dante se dirigía al taller, no estaba seguro del todo del oficio para dar con el robot. No necesariamente se debía destruir al robot y entregarlo, de hecho no se especificaba bien en la red, pero se intuía que debía ser entregado y ya. Al llegar al taller, saludó al encargado, el cual conoció a la familia de Dante. [center][spoiler="Rostro del encargado"][/spoiler][/center] [b]¿Cómo estás hijo? —[/b] mientras con un paño se limpiaba las manos. [b]Hoy no hay mucho trabajo, pero me puedes ayudar en el almacén[/b] Los dos se dirigieron a dicho almacén. Mientras paseaban y conversaban, se iban viendo de fondo que muchos de los trabajadores ya eran robots. [b]La cosa está jodida por aquí, la tecnología se renueva y mis conocimientos y tiempo para actualizarme no da a basto. Gracias al menos a los robots que si se pueden actualizar me lo gestiono bien, pero ya la gente viene menos pues no se puede pagar el mantenimiento de si vehiculo. Esto hace que yo no pueda pagar a los robots y bueno—[/b] hace una pausa, para abrir la puerta, dejar las llaves y posar sus manos en la mesa que se encontraba al lado izquierdo de la puerta del almacén con cierta preocupación... [b]— se pueda ir el negocio al carajo... —[/b] Algo que le gustaba a Dante de su compañero, era como gestionaba las emociones y lograba sacar fuerzas para todo. [b]¡Pero bueno! —[/b] Dijo con una sonrisa. [b]— Ya se verá con el tiempo, solo queda esforzarme y mirar opciones. No puedo hacer nada más. — [/b]Movió unos papeles que se encontraban en la mesa, para luego mirar por encima del hombro a Dante y pedirle que mueva algunos paquetes para proveedores. Dante se puso manos a la obra. [/size] [center][size=20]_____________________________________________________________________________[/size] [size=10][i]Tras unas horas de trabajo, en la tarde, ambos acabaron la jornada con cervezas y algo para picar.[/i][/size] [/center] [size=13] Mientras echaba la ceniza en una lata terminada... [b] — ¿Y que vas hacer si mi negocio sale mal? — [/b] Le mira serió a Dante. [b] — Mira Dante, se que las cosas están jodidas ahí fuera. En su día estudiaste una carrera como mucha otra gente la cual se ha ido a la mierda con la eficacia de los robot. Te puedes venir conmigo si quieres. No me importa... —[/b] echa otra calada [b] — No me malinterpretes por cierto, no digo que no te estés esforzando o que no muestres preocupación por tu futuro. Pero te lo dejo claro igualmente. Podrías intentar un oficio en otro sitio, los nuevos no se están integrando en todos lados. Pero si... se necesita una base de capital para poder moverte y quedarte en algún sitio. — [/b] [b][color=#954646]— Gracias... Pero no se que hacer muy bien. De hecho he sentido eso toda mi vida. —[/color][/b] dice avergonzado. [b][color=#954646]Sabes... he encontrado una oferta de trabajo[/color][/b] [b] — ¡Pero eso es genial! — [/b] comenta alegre, tanto que del entusiasmo se le cae la cerveza al suelo. mientras sonríe [b][color=#954646]— Si bueno... pero no estoy muy seguro de si cogerlo o no.—[/color][/b] [b] — ¿Porqué lo dices? — [/b] mientras limpia el estropicio con un paño. [b][color=#954646]— Dar con el robot y entregarlo.—[/color][/b] [b] — ¿Tú? JAJAJAJA . No puedes ni matar a una mosca Dante por favor — [/b]. Algo molesto [b][color=#954646]— No soy débil Yamaoko. —[/color][/b] [b] — Nadie dijo eso muchacho — [/b]. deja el paño a un lado y se dispone a acomodarse en el sillón. [b] — Pero de verás no te veo siendo frio con nadie . Eres un cascarrabias pero no frio. Y que yo sepa eso es ilegal, ¿lo has mirado en la red profunda verdad?. CSSH ya se puede encargar de esas maquinas. — [/b]. [b][color=#954646]— ARG. —[/color][/b] mirando a otro lado, molesto. Sonrie, posando una mano en la rodilla de Dante .[b] — Si te haces el duro, la vida también lo será — [/b]. Se levanta para ponerse una chaqueta e irse. [b] — Bueno hijo, vámonos ya. — [/b]. Mientras salen del taller, antes de irse cada uno por su camino, Yamaoko dirigió unas palabras a Dante. [b] — Chico. Cerraré el taller unos dias para gestionar unas cosas. Pero volveré abrir , tranquilo. Lo comento por si necesitas algo. — [/b]. [b][color=#954646]— ¿Recuerdas cuando me trajo mi madre aquí una vez de pequeño... y entré en una sala secreta con miles de armas? —[/color][/b] dice serio. [b] — ¿Como?. — [/b]. [b][color=#954646]— Déjame alguna . No letal. Lo necesito Yamaoko. Necesito el dinero. Hay dias que ni como para ahorrar en los gastos de la casa. Por favor.—[/color][/b]. Le mira fijamente a los ojos. [b] — La primera vez que te veo decir algo con total seguridad pero sin ser prepotente... Pásate mañana — [/b]. [/size] [center][size=20]_____________________________________________________________________________[/size] [size=20]Mientras tanto, en la Lucera....[/size] [spoiler="Tema ambiente"]
[/spoiler] [size=10][i]El aire fluía suavemente en lo alto de las torres de la Lucera. En una de estas torres, se encontraban dos trabajadores, uno de ellos sentado con un cuaderno, y el otro mirando con prismáticos desde la torre las cadenas de comercio...[/i][/size] [/center] [size=13] [b] — ¿Cómo va eso? — [/b] preguntaba uno de los trabajadores de la torre mientras dejaba los prismáticos en el borde del balcón y se giraba. [b][color=#28B0DB]— ¿Eso el qué?[/color][/b] [b] — El control de los paquetes [/b]. [b][color=#28B0DB]— Bien, estoy corrigiendo algunos y hago un esquema para implementar un método de trabajo más cómodo. [/color][/b] [b] —¿En que consiste? [/b]. [b][color=#28B0DB]— En que haga todo el trabajo el becario. [/color][/b] Ambos ríen. Resulta que había unos cuantos becarios de prácticas en las torres del comercio de la Lucera. [b][color=#28B0DB]— No, enserio. Ha habido muchas equivocaciones últimamente.[/color][/b] Se levanta, y le enseña a su compañero el cuaderno donde apunta el control [b][color=#28B0DB]—Como por ejemplo este de aquí, de un taller de Aevelin. Todo el mundo comete fallos y se pueden repetir supongo. La cuestión es que no está atento el que lo envía y a veces en la etiqueta lleva puesto un proveedor que ya no existe. Por lo que tengo que llamar al encargado de dicho taller y corregirlo.[/color][/b] Tras terminar de enseñarle a su compañero los apuntes del control, cierra el cuaderno para posteriormente estirarse y bostezar. Ya terminaron la jornada. [center][b][color=#28B0DB]— Bien, vamos a entregar el trabajo de hoy a la registradora. [/color][/b][/center] [/size]
EDITADO EL 28-12-2022 / 20:22 (EDITADO 1 VEZ)
3 VOTOS
Xeper1574Hace 1 año38
[center][/center]
— [b][i]¡Acercaos, hermanos de cuentos y leyendas![/i][/b] —si uno se fijaba bien, podría encontrar incluso a su mismísima madre en aquella pintoresca reunión. Algo inaudito, propio de este universo impredecible. Tal y como vociferó a los cuatro vientos el juez Claude Frollo, en Saltamonte habían acudido al menos un millar de personajes extravagantes. 

Debió ser a causa del dios Caos que, sin previo aviso, el equilibrio empezó a despedazarse con disputas absurdas. 

— [b][i]No tenéis ningún respeto por nuestras costumbres[/i][/b] —decía el maestro Windu, quien al atravesar el umbral de sus historias a las nuestras, acabó convertido en mujer sin motivo aparente. 

— [i][b]Sandeces. Es indudable que careces de compresión diplomática[/b][/i] —le respondió Rabadash, el portavoz de los gorilas norteños de Narnia, sin tener la menor idea de lo que era [i]"comprensión diplomática"[/i]. Pero es que a más inri agregó. —[b][i] Además, no es mi culpa que ahora seas una puta negrat...[/b][/i] 

[center][size=22]— [i]¡Cierra esa bocaza racista![/i][/size][/center]
[center][/center]
El representante de los gorilas fue abatido en un pispas. Nada de extrañar, teniendo en cuenta las dotes marciales del... bueno, la Jedi. 

— [i][b]¡Basta! ¡Ya es suficiente! ¡Hemos venido a dialogar![/b][/i]  —entonces, se hizo un silencio unánime. — [i][b]Alfred, hazme el favor de colocar esos robles por aquí[/b][/i] —el ogro en cuestión, asintió ante la orden del juez y se dirigió hacia unos árboles que tenía en frente. Frollo hizo un impaciente ademán de sentarse, después de que estos fuesen partidos por la mitad. Lo cierto es que a Alfred le aterrorizaba aquel hombre. Por consiguiente, no vaciló cuando fue a soltar los resquebrajados troncos delante de la multitud.

[center][/center]
[center][size=22][color=red][i]¡Whooooomm![/i][/color][/size][/center]
[center][/center]
De este modo, todas las figuras ahí presentes atestiguaron el nacimiento de la mesa redonda. O algo parecido.  

Al cabo de un rato, el juez se aclaró la garganta y después manifestó lo siguiente: — [b][i]Está bien. Se abre la sesión, presidida por el mono volador de las lejanas tierras de Oz, el Sr. Buffkin[/i][/b] —y tras finalizar su comunicado, Frollo se sentó en uno de los troncos y dio un fuerte martillazo sobre la mesa. 

— [b][i]Amigos míos, creo que ha llegado la hora de actuar. La situación es insostenible[/i][/b] —anunciaba Buffkin con genuina convicción. — [b][i]Aún recuerdo cuando llegué a este inhóspito mundo. No era más que un simio indefenso y asustado, ¡pero teníamos a nuestros campeones![/i][/b] 

— [i][b]Sí, eso. Eso es[/b][/i] —reafirmó la cabeza de Frankestein, sobre la cual el mono se había posado para dar su discurso. 

— [b][i]¡Adrinato, el valeroso héroe! ¡Sophie, la gran mariposa! ¡Thor, dios del trueno! ¡Thais, preservador de la justicia![/i][/b] —por enumerar a unos cuantos. — [i][b]¿Dónde os habéis ido?[/i][/b] —se cuestionaba Buffkin. — [b][i]¿Ahora quién se preocupará por nosotros?[/i][/b] 

[center][/center]
— [b][i]¡Nos han abandonado![/i][/b] —recriminó un fauno.

— [b][i]Y justo cuando ha muerto el rey... Y se acerca la horda negra, y quien sabe si pudiera avecinarse un ro... roma...[/i][/b] —el conejo blanco del país de las maravillas, tartamudeaba sin atreverse a nombrar lo que fuere a decir. — [b][i]¡Estamos perdidos![/i][/b] 

Un gnomo que por ahí se encontraba trató de templar el ambiente. — [i][b]No desesperéis. Yo creo que, si permanecemos unidos, prevaleceremos ante la inminente adversidad que nos espera.[/b][/i] 

— [i][b]Claro. Qué fácil debe resultar decirlo para vosotros, los Munchkins, mientras os apropiáis de nuestras tierras...[/b][/i] —replicó un rencoroso Diminutense, el cual parecía haber llegado desde Fantasía, el reino de las historias que nunca terminan. 

— [b][i]¡Repítelo si te atreves![/i][/b]

— [i][b]¡Pues aquí me tienes, gordinflón![/b][/i] 

— [i][b]¡Silencio! ¡Orden! ¡Orden! ¡Hágase la calma![/b][/i] —hubo de exigir Frollo. — [i][b]Continúa, Buffkin.[/b][/i]

— [i][b]Esto es lo que propongo. En tres meses, cuando se hayan extinguido las doce llamas del reloj sagrado, un emisario de cada especie acudirá al reino más cercano.[/b][/i]

— [b][i]¿Qué haremos después?[/i][/b] —preguntó el ansioso conejo blanco. 

— [i][b]Ofrecerles nuestro apoyo. ¿Qué otra cosa podríamos hacer? Nos uniremos a sus filas y lucharemos. No por sus reinos, sino por los nuestros.[/b][/i]

— [b][i]¿Y si no aceptan nuestra ayuda?[/i][/b] 

[center][/center]
— [b][i]Entonces que los dioses nos bendigan[/i][/b] —lamentó Buffkin. — [b][i]Que los dioses nos bendigan a todos...[/i][/b]

Se podía respirar la tensión en el ambiente. Quinientos años de paz habían perdurado hasta ahora. Por lo tanto, nunca antes los personajes de nuestros relatos tuvieron que preocuparse por su destino.

De nuevo, el juez Claude Frollo martilleó la mesa redonda. — [i][b]¡El consejo ha hablado! ¡Se levanta la sesión![/b][/i] —sentenció. Poco después, en la extensa llanura de Saltamonte no quedó nada más que una gran mesa vacía. 

[center][/center]
EDITADO EL 02-01-2023 / 03:32 (EDITADO 5 VECES)
3 VOTOS
Theory458Hace 1 año39
[center][spoiler="Tema"]
[/spoiler] [size=25][b][i]Hace unos meses atrás...[/i] [/b][/size][/center] [center][size=12][b][i]Una batalla se libraba en las afueras de los reinos, entre La Lucera y Odane. En ella se encontraban dos facciones, La Santa Orden Hospitalaria de San Kastan y un ejercito formado por varias sectas en contra del Rey de La Lucera.[/i] [/b][/size][/center] La ira y miedo se respiraba en torno a ambos batallones, el fuego formaron parte de un terreno sobre todo de verdes praderas, como si de un volcán se tratase. Los elementos pasaron a ser un arma más para acabar con los enemigos desde el punto de vista de cada uno de ellos. Porque... ¿Quién era realmente el enemigo?. Los hombres avanzaban con nerviosismo pero con ganas de proteger sus ideales. Por cada paso, una gota de sangre salpicaba en el cuerpo de los guerreros, por cada gota, varios gritos que se escuchaban a lo largo de los cientos de hombres que formaban el batallón. En algunos puntos concretos de la batalla, se encontraban hombres estableciendo una estrategia contra el enemigo. En un punto concreto, algo alejado y adentrándonos en un bosque, se encontraban varios hombres de la Santa Orden, entre ellos, dos, estableciendo una conversación para luego dar paso al plan. [center] Ambos se encontraban en la parte trasera del carruaje, parados, con un mapa posado en el suelo y velas alrededor.[/center] [b]— Debemos tener cuidado con las velas, estamos en madera — [/b] [i]comentaba mientras buscaba en su pantalón piezas para formar un plan en el mapa[/i] [b]— La cosa está jodida ahí fuera. Lo bueno es que, el otro batallón en su gran mayoría no fueron militares ni nada similar. Por lo tanto la lógica no es la misma que la nuestra. Podríamos rodearles.—[/b] [color=#9B5521][b]— No me creo que sean tan estúpidos, rodear es algo muy típico y seguro que otros compañeros ya están ideando el mismo plan... Si bien podemos ser varios los que les vayamos por detrás, prefiero recapacitar acerca de un segundo plan por si acaso.— [/b][/color] Llega otro miembro del batallón, con dos cajas en mano donde tienen comida y recursos médicos. [color=#1C6743][b]— Lo que no entiendo muy bien es porque demonios odian al Rey de La Lucera. Tengo entendido que creen que es un egoísta por no ayudar a establecer la paz en otros lugares. Pero una paz englobada me parece una utopía — [/b][/color] [b]— De hecho, el rey se comunicó con otros reinos para establecer leyes y compartir reflexiones sobre la violencia y como ayudar a reducirla. Pero los demás no escuchan. Prometen y no cumplen. — [/b] [i]— Cruza los dedos y se coloca las manos en los labios, como si estuviera pensando.[/i] [b] — Aunque no os mentiré que muchos de los que se quejan, incluido nosotros, si llegamos a un puesto que nos garantice una estabilidad como a la de un alto cargo, se nos vaya la olla y nos convirtamos en seres miserables — . [/b] [color=#1C6743][b] — De hecho, vosotros ya lo sois [/b][/color] Todos sueltan una pequeña sonrisa. Pero la seriedad se volvió a tornar en sus rostros inmediatamente. La situación lo requerida. Unos crujidos en ramas se acercaban cada vez más a los hombres de la Santa Orden... [i]suena un crujido, seguido de unas hojas cayendo de un árbol[/i] [b]— ¿Noel eres tú? —[/b] Un tipo baja de árbol de un salto, con un par de armas en mano. [color=#412D86][b] — Perdonad. —[/b][/color] [i]Respondió con una voz bastante grave[/i] [color=#412D86][b] — Tuve que ir escondido al siguiente punto estratégico a recoger armas, no teníamos suficiente para defendernos.—[/b][/color] [color=#9B5521][b]— La proxima vez deberiamos avisarnos de estas cosas. Imaginate que vienen varios y al carajo. Eres un buen guerrero, te necesitamos al lado. — [/b][/color] [b]— Bien, ya estamos todos, posicionémonos para el plan—[/b] [i]decía, mientras todos se acercaban y se colocaban alrededor del mapa.[/i] [b]— [color=#9B5521]Tomás[/b][/color] [b]me ha comentado que el rodear, aunque sea un plan repetitivo, puede funcionar. Pero que miremos un plan secundario.[/b] [color=#1C6743][b] — Podriamos pedir que pongan una barrera de fuego entre ambos equipos, se echarian para atrás y se quedarian encerrados. Entonces para cuando se rodee, no se juntarian con nuestra multitud y lo tendriamos más fácil. Aunque claro, eso significa que nuestro batallón principal también se quedaria atrás... [/b][/color] [color=#412D86][b] — No te creas que es del todo mal plan, el batallón principal puede seguir atacando a distancia con flechas y rocas.—[/b][/color] [color=#9B5521][b]— Si, pero os olvidais de que franquearon nuestra seguridad y encontraron topos dentro de la Santa Orden. Puede que al poner la barrera, nuestro batallón se queda tambiñen encerrado con traidores.— [/b][/color] [color=#1C6743][b] — Eso si no los están asesinando ya... Aprovechando la multitud y ruido[/b][/color] [i]el rostro del joven que acaba de hablar, se torna en duda[/i] [color=#1C6743][b] — Pero...eso podria funcionar[/b][/color] [i]todos le miraron[/i] [b]— Explícate muchacho[/b] [color=#1C6743][b] — Los altos cargos de las sectas son gente lista y organizada. No tienen lógica en la batalla, pero ya me entendéis. Igualmente los que componen las sectas son manipulables. Gente psicológicamente manipulable. Podríamos adentrarnos al igual que ellos y atacar desde dentro.[/b][/color] [color=#9B5521][b]— ¿De que forma? [/b][/color] [color=#412D86][b] — Blasfemando al rey en su presencia...[/b][/color] [center][size=12][b][i]Volviendo a la batalla, está se encontraba reñida. Si bien como dijo algunos miembros del texto anterior, las sectas no se formaban por gente militar, los altos cargos eran inteligentes y ricos para el material militar. Pero les faltaba experiencia la lógica militar y como actuar en el campo de batalla aparte de la fuerza y de algunos planes típicos en las batallas.[/i] [/b][/size][/center] Las verdes praderas ahora se formaban por cuerpos ensangrentados unos encimas de otros. Sin que nadie pudiera verlo, pues es algo espiritual. Lo que en muchas culturas se denominaba la muerte, estaba recogiendo almas. Una figura se tornaba en medio de los cuerpos que se podían ver hasta bastantes km, mientras cientos de bolas azules que soltaban un pequeño aura luminoso, se desplazaban hacia el cielo. Pero algunas se quedaban dando vueltas en círculos, como si no supieran donde ir ¿Acaso eran almas que no aceptaban su muerte?. Pronto las bolas que se quedaron en el campo de batalla se convirtieron en los mismos seres antes de morir, pero con un aura blanca, como fantasmas. Muchos se miraron las manos y posteriormente el cuerpo. No se lo podían creer. Cuando vieron a la figura, todos se unieron para combatirlo. [spoiler="Consejo"]Cortad la música, quiero absoluto silencio mientras se lee esto. Para que comprendáis el miedo en estos hombres.[/spoiler] [center][/center] Era raro... todo estaba en silencio a pesar de la batalla que los rodeaba. Parecían estar en un Limbo.. [b]— EH TU! QUIEN DEMONIOS ERES! —[/b] [i]decia asustado, mientras le señalaba y movia el arma.[/i] El ser no decia nada y los demás se ponian cada vez más nerviosos. Hasta que alguién se atrevió a correr hacia este y atacarle. Una rama punzante le atacó desde el subsuelo, atravesandole la garganta y elevandolo unos cuantos metros del suelo... Este hombre se descompuso en ya la bola azul mencionada anteriormente. Los hombres asustados atacarón, menos uno, que se fue corriendo. Fue entonces cuando empezó una pequeña pelea. [center][/center] El ser se posiciona para un combate, que sinceramente...no duró mucho. Ni siquiera se podría resumir, pues el tiempo que duró la pelea es mínimo. El hombre que salió corriendo se cayó debido a que una especie de cuerda le ató las piernas. Este gritaba por su vida. El ser se acercó en la espalda y le intentó calmar. [color=#292863][b]— No temas... —[/b][/color] el cuerpo se descomponia del hombre lentamente... [color=#292863][b]— Pues estás gritando en mi nombre , yo soy el que te daré la nueva vida. No temas... —[/b][/color] [center][size=23][b][i]Una bola azul se alzó hacia el cielo mientras Life se encontraba agachado al haber intentado calmar aquel tipo... Lo único bello de ese lugar lleno de violencia...[/i] [/b][/size][/center]
2 VOTOS
Xhepher6735Hace 1 año40
[center][/center]

— [b][color=#FBB117]"Que vivas en tiempos interesantes". Es un común proverbio de mi tierra natal. Es una maldición. A todos nos gusta escuchar sobre periodos interesantes de la historia como guerras u otros conflictos, pero solo a un loco le gusta vivirlos. Preferimos vivir en tiempos aburridos, ya que la gente prospera cuando hay tranquilidad. ¿Qué opinas?[/color][/b]

El hombre respondió con gruñidos. La tela que tapaba su boca le impedía hablar.

— [b][color=#FBB117]A veces pienso que hay algo que no funciona bien dentro de mí. Seré uno de esos locos. Me gusta vivir en el aquí y ahora. Estoy seguro de que los últimos quinientos años tras el fin de la Romalgama han sido espléndidos para nuestros antepasados, pero maldita sea, ¿cómo iba a querer vivir allí? ¡Si no había nada que hacer! Nadie habla de esos tiempos. Ah, ¿pero del presente? Ahora sí que la gente tiene algo digno de ser escrito en el libro de historia.[/color][/b]

El humo nublaba su visión. El fuego se había extendido más rápido de lo planeado y las casas de madera no aguantarían en pie mucho tiempo.

— [b][color=#FBB117]Pero no hay un solo día que no tenga que hacer algo. Todas las semanas combatimos contra alguien y celebramos algo. Comemos y follamos lo que nos da la gana. ¡Estamos vivos! Dime, ahora que vas a morir, ¿crees que has vivido? Sí, has tenido una familia, pero en cuanto mis hombres terminen de divertirse con tu mujer e hija ahí se acabará todo. Solo te quedará tus experiencias vividas, y joder, no te ofendas, pero un campesino como tú dudo que haya disfrutado mucho de la vida.[/color][/b]

Ojos quemados por el humo, gruñidos y gritos, olor a sangre y carne quemada, los sentidos se abrumaban. La mano temblaba de excitación y miedo. 

— [b][color=#FBB117]Al final, mi mayor temor es que, pese a todo, creo que no estoy loco.[/color][/b]

Torvar se levantó y se dirigió a la salida del domicilio en llamas. Dejó a su víctima atada, y sus gruñidos y llantos cesaron cuando el suficiente número de tablones de madera ardientes le cayeron encima. Mientras sus hombres continuaban el saqueo del poblado, él se dirigió a uno de los modestos carruajes tirados por caballos que habían transportado a su pequeño ejército y, entre madera fría y colchones sucios, durmió plácidamente el resto de aquella noche.

[center][/center]

[i]En La Lucera ...[/i]

[center][/center]

Demonios de fuego que consumen todo, sus llamas derrumban los cimientos de madera de la civilización.

No tienen la más mínima piedad. Su infinita crueldad se refleja en la incansable creatividad de sus atrocidades.

Nos matarán a todos, nos matarán a todos, nos matarán a todos, nos matarán ...

— [b][color=#C25283]¡Vale, suficiente![/color][/b]

En el modesto edificio que la Santa Orden había establecido su primera embajada en La Lucera, el grito casi desesperante de aquella joven cesaba inmediatamente las plegarias de sus visitantes. No le requirió mucho esfuerzo a Mikaela para despedir al pequeño grupo de campesinos que habían ido allí a pedir justicia a los caballeros de la Orden por los crímenes de los Vikars. En retrospectiva, aquellas gentes habían perdido sus familias y sus hogares y apenas tenían fuerzas para luchar, por lo que se terminó sintiendo culpable por haberlos echado tan despreocupadamente.

Pero si escuchaba un relato más de los Vikars, no podría aguantarse más las ganas de vomitar.

La embajada de la Santa Orden en La Lucera ya estaba en pleno funcionamiento, y la inexperimentada Mikaela se había visto obligada a atender a la mayoría de las visitantes. El problema no recaía totalmente en la ausencia de su hermano, el embajador oficial, sino en la inesperada llegada masiva de personas a un edificio que debería actuar simplemente como un símbolo de la alianza entre los Kiath y la Santa Orden. 

La embajada podía servir para tratar con las gentes de la zona en temas relativos con la organización, pero los hermanos nunca esperaron tener que atender a decenas de personas en tan poco tiempo. Mucho menos aquella joven, que carecía por completo del don de gentes necesario para aquellas situaciones.

[center][/center]

Vantis permanecía callado, más que de costumbre.

— [b][color=#C25283]¿Estás escuchando?[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Sí.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Es horrible, en serio. Al menos a los bandidos normales evitan peleas innecesarias; les pagas o les das lo que quieren y listos. Pero los Vikars siempre, siempre atacan primero. Me contó uno que intentaron darles todo el oro que tenían en la aldea, ¡y aun así les saquearon![/color][/b]

Mikaela notó que su hermano apenas le prestaba atención. Posaba su mirada en la nada, y respondía con monosílabos.

— [b][color=#C25283]Perdón, siento molestarte.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]No, no me molestas, perdóname, estoy distraído con otra cosa.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Es que, me dan mucha pena. No tienen a nadie a quien acudir, están desesperados.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]La Orden no puede hacer nada, ya lo sabes.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]¡Pero si somos una orden hospitalaria! ¡Cuidamos de la gente![/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Joder, que alguien se lo diga al Gran Maestre que no se habrá dado cuenta.[/color][/b]

Al acordarse del Maestre, Vantis perdió inmediatamente el poco humor que había recuperado.

— [b][color=#C25283]Ya lo sé, ya sé que ya no nos dedicamos a esas cosas. ¿Pero qué tiene de malo volver a hacerlo? Imagínate la reputación que ganaríamos por esta región si la Orden garantizase su seguridad contra los Vikars.[/color][/b]

Su ingenuidad no era culpa de ella. La chica era aún muy joven, carente de la inteligencia emocional necesaria para lidiar con objetividad y frialdad tales asuntos. Cuando escuchaba historias tristes como esas, su primera reacción era buscar una forma de ayudar o solucionarlo. 

Vantis lo comprendía, la empatía que mostraba su hermana era una cualidad humana natural que nunca debería ser repudiada como sí le enseñaron a él.

— [b][color=#3EA99F]Durante mi viaje investigaré al respecto. Si encuentro pruebas de que los Vikars son realmente una amenaza para la estabilidad de la región, ayudaré a enfrentarlos. Tal vez pueda convencer a los Kiath, los Anarkyn o incluso a Sezerkhan para que echen una mano. Tampoco voy a ir a por todos ellos yo solo.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]¡Ah! ¡Qué bien! Pero espero que no lo digas solo para que te deje de dar la brasa con el tema.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Lo digo en serio.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Pero, ¿a qué te refieres con un viaje?[/color][/b]

En otra época y en otro momento, no le habría dicho nada. Incluso hubiera dicho una mentira, una excusa. Cualquier cosa que justificase su ausencia. Pero le había prometido a su hermana hablar con la honestidad que a ninguno de los dos les mostraron nunca en la Orden, llena de complots e intrigas políticas. Con dolor en su corazón, decidió respetar aquella promesa.

Así que se lo contó.

— [b][color=#3EA99F]Me reuní con Otto, mi antiguo maestro de armas. Me explicó muchas cosas. El Maestre ha desaparecido y hay una guerra civil en la Orden. No han ocurrido batallas todavía, pero se están gestando facciones. ¿Te suena el comandante Sigmund el Sabio? Se ha proclamado nuevo Maestre. Tiene 38.000 hombres, como mínimo. Otto y Sigmund están aliados y me han pedido que les jure lealtad. Les mandé a la mierda, pero tampoco me opuse.[/color][/b]

Mikaela escuchó en silencio, sin reaccionar.

— [b][color=#3EA99F]Me han pedido que haga una misión, pero no es la única razón por la que voy a irme de La Lucera. Voy a buscar al Maestre, al de verdad. También voy a descubrir como parar esta locura de guerra, y sobre todo, como detener a Sigmund, que es quien ha metido las narices en nuestras vidas. Si el Maestre duda por un segundo que no le somos leales, cuando vuelva nos ejecutará a todos. Aunque no consiga parar a Sigmund, debo intentarlo. Tan solo con eso el Maestre verá que no le traicioné.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Lo siento, perdón por interrumpirte, pero, ¿qué hay de esa misión que te ha pedido Sigmund?[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Está relacionado con la Romalgama, pero no puedo darte detalles. No de esto. Espero que lo entiendas. Intentaré cumplir esa misión. Es algo que quería hacer el Maestre, y Sigmund solo está continuando el proyecto. Quiere demostrar continuidad en los planes de la Santa Orden para convencer a sus aliados de que él es un sucesor adecuado, pero yo no me lo trago, sé que le da igual y solo busca más apoyos.[/color][/b]

Se formó un incómodo silencio que Mikaela rompió pasado unos segundos.

— [b][color=#C25283]¿Cuándo volverás?[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]No sé cuándo, pero volveré. Ya lo sabes, los descendientes de Synd no morimos fácilmente.[/color][/b]

Ambos forzaron una corta risa.

— [b][color=#C25283]Entonces vamos a preparar tu equipaje. ¿Eso significa que voy a ser embajadora oficial de la Orden mientras estás fuera? Mírame, escalando en la jerarquía. En dos años seré comandante.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Que los dioses protejan a los soldados a tu cargo.[/color][/b]
EDITADO EL 03-01-2023 / 17:04 (EDITADO 1 VEZ)
2 VOTOS
Xeper1574Hace 1 año41
@Theory

[i][/i][center]—[b].[/b][/center]
— [i][b]Espera, ¿qué?[/b][/i] 

— [i][b]Maricón[/b][/i] —insistió la joven que tenía a su lado.

— [i][b]Serás sinvergüenza...[/b][/i]

— [i][b]Pues tú eres un zopenco, y con mal perder.[/b][/i]

— [i][b]¿Ah, sí? Ya lo veremos.[/b][/i] 

[center][/center]
Adam, que así se llamaba la víctima de los incesantes ultrajes, erigió su espalda como un gato encorvado. Estaba chupado. No tenía por qué ponerse nervioso, aunque no pudiera evitarlo. La cuestión es que esto ya lo había hecho muchas otras veces. Así que se despejó de dudas, respiró hondo, tensó la cuerda del arco que sujetaba, y... — [i][b]Mierda. He fallado otra vez[/b][/i] —he ahí el resultado. 

— [i][b]A este paso lo llevas claro si quieres ese ascenso.[/b][/i] 

— [i][b]Tampoco es que me lo fueran a dar. Solo me quieren para mierda burocrática o para hacerles el café, si es que se da el caso de que me quieran para algo. En las torres nos ven como jodidos monos de feria[/b][/i] —rechistó el arquero, dejando el instrumento sobre una mesita de noche. 

— [i][b]Escucha, Adam...[/b][/i] —fue en vano el intento de Luna por consolarlo, pues su compañero negaba incesantemente con la cabeza.

— [i][b]Dejalo. Ya he acabado por hoy[/b][/i] —y es que, en cierto modo, Adam también estaba decepcionado consigo mismo. Sentía muy profundo de sí, una impetuosa necesidad de ser reconocido por sus méritos; como un igual. Pero qué chorrada le parecía todo aquello ahora.  

Sin siquiera despedirse de Luna, el arquero abandonó el comedor del apartamento dejando escapar un largo suspiro. 

[center][/center]
— [i][b]Igualito a un crío.[/b][/i] 

Durante un tiempo, Adam y Luna trabajaron para el modesto taller de Yamaoko, un encantador anciano al que no le importaba si uno era [i]"humano"[/i] o [i]"sobrehumano"[/i]. Ahí convergió una estrafalaria amistad entre estos dos, y Dante, que perduraría hasta día de hoy. Sin embargo, y a diferencia de Adam o Dante, Luna no tenía ni una pizca de mutante. No podía hacer volar las cosas con la mente, por ejemplo. Y partes de su cuerpo, como sus nalgas o sus pechos, eran de lo más normal. Tal vez demasiado para su gusto. 

[i]"¿Qué haré con él?"[/i], reflexionaba Luna. Iba dando vueltas de allí para allá, sin llegar a una conclusión satisfactoria. Entonces, casi de sopetón, se dio de bruces contra el televisor. En la pantalla podía apreciarse el informativo de Morgan News.   

— [i][b]Y, por último, telespectadores de lugares tan lejanos como Beildan, Genosha y Thalassos, han telefoneado para decirme que han avistado migraciones masivas de Duendes al Este[/i][/b] —el locutor se permitió una mueca irónica. — [b][i]Muy misterioso, pero no solo los seres fantásticos han tenido una actitud extraña[/i][/b] —declaró, mientras dirigía los ojos hacia la cámara principal.

— [i][b]Esta vez se trata de un accidente en la estación de Aevelin. Ayer, alrededor de las cinco de la tarde, un Automata armado perdió el control. Ha habido dos muertos y siete heridos, que afortunadamente ya han sido hospitalizados. Nos consta que el terrorista ha sido detenido por un... Por el mutante Luke Monroe...[/b][/i] —pareció atragantarse al decirlo. Tampoco le resultaría mucho más fácil hacer la siguiente cuestión, enfatizando con desdén las palabras [i]"no"[/i] y [i]"humano"[/i]:  

[center]— [i][b]¿Puede que el "[color=red]no-humano[/color]" merezca una segunda oportunidad?[/b][/i][/center]
[center][/center] 
Justo en aquel momento, a Luna se le encendió una bombilla. — [i][b]¿Dante? ¿Estás ahí?[/b][/i] —le preguntó mediante un holográfico mensaje, desde su añejo ordenador. — [i][b]Creo que tengo una idea para ti[/b][/i] —que, de funcionar, quizás pudiera resultar en un buen golpe de suerte para los [i]"mutantes";[/i] y los [i]"humanos"[/i], y los [i]"no-humanos"[/i], y los [i]"sobrehumanos"[/i] y... quien fuera.
EDITADO EL 03-01-2023 / 23:07 (EDITADO 5 VECES)
3 VOTOS
Xeper1574Hace 1 año42
@Xhepher

[center][/center]
Egan y un pulpo humanoide caminaban por el puerto marítimo de La Lucera. Entre otras cosas, debatían sobre por qué en Auralia el [i]"La"[/i] de Lucera se escribía con mayúscula. Ciertamente, esto desconcertaba a Egan, porque en Villaconejo siempre se había escrito en minúscula. Al parecer, en aquel intenso debate, ninguno de los dos pensaba dar el brazo a torcer. Pero viéndose desesperado ante la persistencia del errante viajero, [url=https://i.postimg.cc/GtqTx7nd/un-personajillo-de-Neo-que-quedo-en-el-olvido.png]Lazarus[/url] hubo de admitir su derrota. 

— [i][b]Está bien, está bien. Puede que no debiera ser así, después de todo[/b][/i] —consideraba el cabeza-calamar, que sea dicho de paso, ostentaba un puesto como Lord en Precovia; uno de los tantos reinos de Sezerkhan. 

Cuando tan solo era un crío, y muy a su pesar, Egan se vio en la obligación de visitar cada uno de los feudos que componían el Imperio, debido a que la dinastía Kyler preservó durante los siglos su estrecha relación con la emperatriz. Así es, en cierto modo, como hombre y cefalópodo llegaron a conocerse.  

— [i][b]Tranquilo. No le des más vueltas. En realidad no tenía importancia[/b][/i] —reconoció el fénix, quien parecía haberse divertido con la conversación. — [b][i]Dime, ¿por qué estás aquí?[/b][/i] —le preguntó entonces, ante la incertidumbre de verlo sin ocupar su correspondiente cargo como Lord.

— [i][b]Podría decirte lo mismo[/b][/i] —protestó Lazarus.

[center][/center]
— [i][b]Pero no lo harás, porque ya sabes mi respuesta.[/b][/i]

— [i][b]Nunca has tenido remedio...[/b][/i] —insinuó el calamar. — [i][b]He venido para solicitar la ayuda de la Orden[/b][/i] —acabó confesando.

— [i][b]Nos dirigimos al mismo lugar, entonces. ¿Cuál es tu problema?[/b][/i] 

Tras contemplar la ajetreada actividad del puerto, Lazarus se volvió hacia el viajero. — [i][b]Todo es por culpa de un [/b][url=https://i.redd.it/rwb07v698de21.jpg]reptil gigantesco[/url][b], casi tan grande como los castillos de Odane, que se ha asentado en Precovia. Y a cambio de nuestra seguridad, yo tengo que ofrecerle... pues... [/b][/i] 

— [i][b]Coronas y alpiste[/b][/i] —o en otras palabras, oro y mujeres vírgenes.

— [b][i]Bueno, algo así. La cuestión es que, al final, sigue avasallándonos cuando le viene en gana. He sacrificado muchas vidas inocentes, pero fue por el bien común. Pongo a los mismísimos dioses por testigo. De haber sabido que no serviría para nada... ¿Crees que hice mal?[/i][/b] 

— [b][i]Bien y mal son solo palabras[/i][/b] —dijo Egan con la cabeza agazapada. Le parecía fútil perderse en los entresijos de la moralidad. — [b][i]Lo único que importa es lo que uno hace.[/i][/b]  

[center][/center]
Aquello era en lo que el fénix creía. En la importancia de los actos. En responsabilizarse de ellos, por muy ruines o crueles que hubiesen sido alguna vez. Porque si todo lo que era había muerto, entonces solamente eso sería lo que podría definirle. Lo que estuviese dispuesto a hacer por remendar sus errores. Aunque lo que hubiera hecho, de momento, muy pocos lo sabían.  

Lazarus era uno de esos privilegiados. — [b][i]Oh, ya hemos llegado. Aquí es, yo acudiré más tarde[/i][/b] —matizó el regente de Precovia, con cierto temor, como si quisiera evadir el tema de cualquier manera. 

— [b][i]Hasta otra, Lazarus. Si es que antes no te encuentras con un lagarto[/i][/b] —se mofó Egan, dejando al inquieto Lord atrás después de acceder a la embajada. 

[center][/center]
Egan subió por unas escaleras que le parecieron irritantemente cuantiosas. [i]"¿Acaso pretenden que te rindas a medio camino?"[/i], pensaba mientras subía, y subía... 

Y mientras él subía y subía, una mujer igual de irritada que el viajero bajaba, proclamando: — [i][b]¡Ese Vantis es un alfeñique! ¡Cómo se atreve a rechazarme así![/b][/i]

— [i][b][url=https://www.youtube.com/watch?v=qFFa8levs9Y&feature=youtu.be]¡Su rollo! ¡Su rollo! ¡No le cortéis el rollo![/url][/b][/i] —lloriqueaba otro individuo, un hombrecillo, que también descendía por las escaleras un poco más atrás de la mujer.

Pues vaya una embajada, pensaría cualquiera. Pero no el fénix, porque si algo sabía es que, cuando haces algo bien, la gente nunca cree que lo hayas hecho. Y después de una larga espera, fue su turno.  

— [i][b]¿Vantis, no es así? Hablemos sin rodeos[/b][/i] —francamente, Egan aparentaba un cansancio superlativo al que Vantis pudiera sentir por su trabajo. Bien porque había pasado meses viajando, bien porque aún le quedaban muchos más por viajar. — [i][b]Mi nombre es Egan, y como puedes comprobar, no he venido con las manos vacías[/b][/i] —puesto que a diferencia del resto, conocía de buena mano el procedimiento de la Orden ante las peticiones. 

Dicho lo cual, entregó a Mikaela una bolsa de tela que contenía en su interior unas pocas monedas doradas. Las suficientes como para ser escuchado. — [i][b]No lo pierdas[/b][/i] —le dijo.

Luego se dirigió a su hermano. — [i][b]He oído hablar de tu problema con los Vikars. Es más, lo he contemplado con mis propios ojos. Desde Aevelin hasta La Lucera, al menos he visto caer una docena de pueblos bajo su influencia[/b][/i] —lo cual no era cierto, que él hubiese sido testigo de semejante masacre, pero sí era muy probable que hubiese sucedido de todos modos. — [i][b]En algo estaremos de acuerdo. Son un estorbo. Un obstáculo en el camino que pretendo quitarme de encima cuanto antes. Lo que vengo a proponerte es lo siguiente[/b][/i] —como había puntualizado, sin rodeos.

— [i][b]Tan solo un viaje. Tu ayuda a cambio de la mía.[/b][/i]

[center][/center]
EDITADO EL 07-01-2023 / 02:45 (EDITADO 6 VECES)
3 VOTOS
Theory458Hace 1 año43
[b][/b][center][spoiler="Tema"]
[/spoiler] [/center] Dante miraba sentado de brazos cruzados como Yamaoko sacaba todo el arsenal. Resulta que en el pasado, cuando Dante venia con su madre de visita al Taller, se quedaba embobado de crio con los robot, los cuales le parecían guays y accionó mientras chismoseaba por todo el lugar un botón que se encontraba bajo un vehiculo antiguo que servía de adorno para el taller. Lo cierto es que le daba miedo accionar el botón , porque estaba en un lugar chungo. Debía tumbarse y arrastrarse bajo un vehiculo el cual, él se imaginaba que le aplastaba. Por lo que, con el dedo en su mentón, pensó en una escoba o algo parecido, que pudiera extender y accionarlo sin peligro. Cuando esté fue apretado , el vehiculo se volteó hacia la pared, dejando a la vista el suelo, y una trampilla se abrió posteriormente. Dante, miró hacia atrás, por si su madre le echaba la bronca, pero la curiosidad era mayor. Bajó y vio un montón de armas. [b][color=#954646]—Alaaaa, que chulada. —[/color][/b][i] decía boquiabierto mirando alrededor.[/i] Cuando Dante escuchó la voz de la madre llamándole, subió corriendo a la planta baja, y volvió accionar el botón. El vehiculo posó en su sitio, y justo cuando ya estaba llegando al suelo entraron la madre y Yamaoko en la sala. La madre le posó la mano en la cabeza y le sonrió diciendo que ya se iban , que si estaba todo bien, parecía nervioso... Dante respondió con un si, pero cuando dirigió la mirada hacia Yamaoko, este tenia una cara dudosa, como si supiera lo que acaba de ocurrir. Volviendo al presente, Yamaoko, le estaba explicando como se usaba cada arma. Mientras, suspiraba de vez en cuando, puesto que no estaba seguro de lo que le estaba enseñando a Dante. [center][/center] [b][color=#954646]— No te preocupes. Notó en ti una pequeña duda hacia tus actos. No tienes de que hacerlo. Yo quiero esto. —[/color][/b] decía seriamente. [b]Muchacho... es fácil desde tu posición. Yo le estoy enseñando armas a alguien que he visto crecer desde que le salieron los dientes de leche.—[/b] Luego de estas palabras, Yamaoko pone cara de tristeza posando la mirada en las armas. Ante esto, Dante se levanta y pensándoselo bien, le posa la mano en el brazo. Yamaoko dirige su mirada hacia él, y Dante simplemente le sonríe, en señal de agradecimiento por tanta dedicación hacia él. Horas más tarde de lo básico de las armas, Dante sabia bien , que como en todo, aun explicándote lo básico, incluso esto hay que repasarlo de vez en cuando. Las armas más pequeñas junto a un franco, las pudo meter en una bolsa de palos de Golf. Cuando cerró la bolsa, Dante se quedó pensativo durante unos segundos. Cuando fue a salir del taller, Yamaoko esperaba con una taza de café en la entrada del garaje. Yamaoko asintió con la cabeza. Dante salió en la tarde-noche del taller, ya estaba oscureciendo un poco en aquella Zona. El tráfico era algo más calmado de lo habitual. No se sabe porque, igualmente, se dirigió a casa de una. Cuando llegó a casa, se encontró un robot en la entrada. [b][color=#954646]— ¿Qué ocurre?—[/color][/b] [i]dudoso[/i] [b]¿Es usted Dante Ku...?[/b] — preguntó el robot, mientras ojeaba una lista de forma holográfica. [b][color=#954646]— Si ,soy yo. —[/color][/b] [b]Nos consta que aún habiendo pagado el piso durante los últimos años, lo ha hecho con dinero negro. No figura que usted trabaje en algún lugar indefinidamente. Para cualquier queja, porfavor, reúnase con Hacienda. Los muebles aún siguen en su interior. Puede pedirlos de forma independiente en nuestros centros de atención.. Eso es todo. — [/b] Dante se quedó con la mirada fría al robot, este pasó a su lado, pues tendría que dirigirse a echar a otra persona de su hogar. Este tipo de trabajos resultaban molesto, duros e incomodos a muchos, por lo que suponía a la gente que no podía permitirse un hogar. Pero a muchos otros simplemente les daba miedo, no el hecho de que va hacer esa persona con su vida, si no, que son capaces de hacer esas personas estando alguien humano presente. Dante, aún habiendo escuchado al robot, entro a su casa a recoger al menos su reloj. Este reloj era inteligente, aparte de dar la hora, sus funciones eran las mismas que un smartwatch del 2020 en adelante. Pero añadía hologramas, que permitía leer, escribir e incluso comunicarse de una forma más fluida. Imaginaros, estáis en un viaje largo, sacar el portátil, encenderlo... Con el reloj solo tenias que girar la muñeca y activar dicha app. Salía un holograma que simulaba una pantalla que reflejaba el contenido del reloj pero más grande. Eso si era portátil. Si querías, podías conectarle un ratón o teclado, pero la mayoría tocaba en el mismo holograma el cual era manejable. El reloj se encontraba en la mesilla del escritorio. La habitación estaba algo oscurecida, pues aparte de la hora, la persiana estaba bajada, aunque aún daba algo de luz entre los huecos de esta. El Reloj saltó con un holograma nada más cogerlo. Una preciosa e intimidante chica comunicó un mensaje a Dante... [center][size=20]_____________________________________________________________________________[/size] [spoiler="Tema"]
[/spoiler] [size=20]Mientras tanto, en la Lucera....[/size] [/center] [b][color=#28B0DB]— Ojalá haya alguna forma de registrarte a ti...[/color][/b] [i]comentaba Nick en forma de coqueteo con la recepcionista de la registradora mientras se encontraba apoyado con el codo en la mesa.[/i] [b][color=#FF5733]— Si... [/color][/b] [i]reía con una ligera carcajada.[/i] [b][color=#FF5733]— ¿No te cansas de ser tan burro Nick?.[/color][/b] [i]comentó mientras ordenaba los papeles que recién le dió Nick hará unos minutos[/i] [b][color=#FF5733]— ¿Qué tal los nuevos por cierto?[/color][/b] [b][color=#28B0DB]— ¿Los becarios te refieres no?[/color][/b] La chica asintió con la cabeza. [b][color=#28B0DB]— Meh. Supongo que como todos. Nerviosos y pensamos que una pequeña cagada o duda es nuestra catalogación en estupidez y no servir para el curro.— [/color][/b] [i]se gira, rascándose por dentro de la oreja y mirándose posteriormente los dedos, para luego limpiarse en su pantalón. [b][color=#28B0DB]— A , por cierto... ¿Algún paquete especial en nombre del rey? [/color][/b] [/i] [b][color=#FF5733]— Ese tema concretamente lo llevan los militares por si hay algo relacionado con terrorismo o extorsión. ¿Seguro que tu no eres becario? — [/color][/b] [i]dice subiendo una de las cejas y mirándole fijamente, esperando picar a Nick.[/i] Nick ríe, y posteriormente le da las gracias por el trabajo y que espera verla en la próxima cena de área. Como el lugar donde trabajaban era muy amplio, se decidió organizarse de forma modular algunos eventos concretos como la cena de "empresa". En La Lucera también estaba cayendo la noche, por lo que Nick al salir de la registradora se dirigió a su hogar. Cuando llegó, se podía ver que su hogar no estaba del todo bien cuidado. No llegaba a ser un caos, pero si es verdad que estaba algo desordenado. Nick dejó la chaqueta en la percha de la entrada y se movió hasta la cocina, donde cogió una manzana verde y posteriormente se sentó al sofá con vistas a la ciudad. Una preciosidad de vistas y no había mucho ruido gracias a la genial insonorización de los hogares. Igualmente, Nick quiso salir a la terraza y cuando salió a esta, fue a darle un mordisco a la manzana y de pronto una flecha atravesó esta, incrustándola en la pared. Nick se quedó a cuadros. Dirigió su mirada a las torres, las cuales, durante el día, aunque el transporte y el comercio sean las principales prioridades de estas, lo cierto es que también hay arqueros vigilando los alrededores. En una de las torres saludó un arquero y le sacó el dedo de en medio riéndose. [b][color=#28B0DB]— ¡VERÁS CUANDO TE PILLE Y ME CHIVE QUE HOY NO ESTUVISTE NI TU, NI TU COMPI EN LA TORRE EN LA MAÑANA! [/color][/b] [i]gritaba enfadado[/i]. Posteriormente quitó la flecha de la pared de su terraza a la vez que la fruta, y le dió un mordisco. [b][color=#28B0DB]— Asi que por terrorismo... Habrá que tener cuidado pero...— [/color][/b] [i]dudoso[/i] [b][color=#28B0DB]—¿Por extorsión? Esto es raro, ¿dudan de que haya sido una muerte natural?— [/color][/b] Las persianas se activaron de forma automática a cierta hora y bajaron. [b][color=#28B0DB]— Bueno... voy a descansar...— [/color][/b] [CENTER][b]Mañana Nick tendría el día libre. A ver que nos deparará.[/b][/CENTER]
2 VOTOS
Xhepher6735Hace 1 año44
[i]La Lucera, @Xeper[/i]

[center][/center]

Los hermanos embajadores de la Santa Orden eran gente humilde, pero el edificio que la organización les habían asignado como lugar de embajada desprendía una opulencia que hacía pensar justo lo contrario. Ninguno de los dos se molestó en quitar los múltiples libros y utensilios mágicos que acumulaba la habitación, en parte porque sospechaban que si sus jefes habían diseñado el edificio así, así lo querrían.

Cuando los visitantes entraban, ciertamente impresionaba. Demostraba que la Santa Orden no era una banda cualquiera, que tenían recursos y, sobre todo, dinero suficiente para arreglar los problemas que traían consigo a la embajada. Tales esperanzas chocaban de lleno con sus empleados, el rápidamente detestado embajador de La Lucera, quien tardaba meros segundos en repudiar las peticiones que le traían.

— [b][color=#C25283]Podrías ser más amable al rechazar a la gente.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Y si te parece les cuento un chiste mientras les empujo hacia la salida.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]Vete a la mierda, cuando te vayas y tenga que trabajar aquí yo sola todos los que has echado van a venir a lapidarme.[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]Comprate un casco entonces.[/color][/b]

Lo cierto es que no era del todo culpa suya. La llegada de tantas personas superaba cualquier expectativa. La mayoría eran víctimas de los Vikars, atraídos al edificio por pertenecer a la única organización militar en los alrededores.

La Orden estableció una embajada como un mero trámite burocrático para formar una alianza con los Kiath, con quien habían hasta hacía no mucho enfrentado en los campos de batalla. El trabajo de Vantis era, por tanto, simplemente hacer acto de presencia. Aunque teóricamente debía de escuchar a aquellos individuos que deseasen solicitar la ayuda de la Orden, en la práctica no era necesario. Si no fuese porque su hermana le obligaba a atender a los visitantes, tampoco lo haría.

— [b][color=#3EA99F]Tampoco puedo prometerles que voy a solucionar el problema de los Vikars. Sería comprometer a la Orden con algo que, ahora mismo, les viene grande.[/color][/b]

— [b][color=#C25283]¿Tú crees?[/color][/b]

— [b][color=#3EA99F]La Santa Orden tiene los hombres para crucificar a todos los Vikars de Broken Core. Les falta un líder que lo ordene. Y ya sabes en que están ocupados ahora nuestros estimados líderes.[/color][/b]

Los hermanos contaban con un pequeño puñado de guardias contratados por ellos mismos. No eran propiamente soldados de la Orden, sino locales con experiencia militar a quienes pagaban para el trabajo de vigilar la embajada. Fue uno de estos guardias quienes abrió la puerta al siguiente visitante, un exasperante hombre que empezó a hablar nada más puso un pie dentro del edificio.

Cuando Mikaela recibió la bolsa de dinero, esta se quedó tan sorprendida que apenas supo que contestar. Miró a su hermano, quien se concentraba en mirar a su invitado. Vantis solía fingir muy bien cuando estaba prestando genuina atención o simplemente aparentándolo, por lo que la joven le costaba saber de cuál de las dos posibilidades se trataba en aquella ocasión.

[center][/center]

— [b][color=#3EA99F]Este hombre es más listo que los demás.[/color][/b] — Fue sus primeras palabras después de que Egan terminase de hablar, dirigidas a Mikaela, a quien miró desde el rabillo del ojo. — [b][color=#3EA99F]Al menos sabe con qué moneda de cambio se trabaja en la Orden.[/color][/b] — Vantis se puso en pie, cogiendo la bolsa de dinero de las manos de su hermana y posándola en una mesa cercana. 

— [b][color=#3EA99F]Egan, ¿verdad? Puedes sentarte, por cierto.[/color][/b] — Señaló una de las sillas disponibles. — [b][color=#3EA99F]Respeto tu franqueza a la hora de hablar, así que te responderé del mismo modo.[/color][/b] —

— [b][color=#3EA99F]Es cierto que los Vikars son un fenómeno cuanto menos peculiar. No respetan las áreas de influencia de ningún estado u organización y provocan un nivel de destrucción sin comparación al de los bandidos comunes. Pero no sabría decir si podemos llamarlo un problema de la Orden. ¿Por qué no un problema de los Kiath? ¿O de los Anarkyn? No he visto a la emperatriz Sezerkhan preocuparse mucho por sus sujetos, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros en su lugar?[/color][/b] —

Aunque Vantis se calló, era evidente que no había terminado de hablar. Dejó que los segundos se posasen en el breve silencio que creó. En ningún momento había rechazado la proposición de Egan y probablemente no lo pretendía, dado que si no lo habría hecho desde el principio. Lo que estaba teniendo lugar no era un intento de convencerle para que accediese a la petición, sino de una negociación para que le saliese rentable. 

— [b][color=#3EA99F]¿Que es ese viaje del que hablas? ¿Buscas una escolta?[/color][/b] — Cambió de tema repentinamente, pero sin cambiar de expresión. Vantis siempre estaba sereno cuando trabajaba, pero no totalmente serio, una ligera sonrisa se dibujaba en su cara y permitía evitar que tachasen su temperamento como de grave seriedad. Mikaela tardó cinco años en borrarle la seriedad del rostro. — [b][color=#3EA99F]Si necesitas escolta, ¿cómo podrías ayudar a la Orden? ¿Hablamos de más recursos económicos?[/color][/b] — Finalizó señalando a la bolsa de dinero a sus espaldas.
2 VOTOS
Elena-elenita7890Hace 1 año45
Hubo risas, un tomate andante, y largos suspiros. Aquél grupo variopinto distaba mucho de ser una exquisita comitiva. Era disfuncional cuanto menos, pero aquello le restaba dureza a la situación. Que era del todo incómoda, y no por el hecho del muerto, ni porque Alter estuviera ya preparando la boda, sino por el desconocimiento. La incertidumbre del motivo por el que en realidad, eran ellos, y no la Emperatriz u otro, los que estuvieran allí. En un acontecimiento que seguramente, no marcaría un antes y un después pero sería el precursor de un final. 

[b]- Ai chico, y yo que andaba elogiando tu virilidad. Me temo que soy muy mayor y me queda mucho por enseñarte.-[/b] 

[b][color=pink]- Menos mal, con suerte seguro morirás antes.-[/color][/b]

Hubo un silencio, como si la muerte se hubiera instaurado de verdad allí a vivir. Mientras comenzaban a andar hacia la catedral, donde en frente de sus inmensos portones se realizaría el concierto. Nadie dijo nada hasta llegar. Y cuando le ofrecieron el violín a Delaila para que se preparase esta se rió. Como si fuera entonces cuando lo ocurrido anteriormente dejara de darle la suficiente vergüenza, y pudiera ya responder. 

[center][/center]

[b][color=steelblue]- Espero que no. Incluso si le enseñase a ligar, seguiría siendo divertido.-[/color][/b] Sonrió, mirando al suelo mientras agarraba con fuerza el violín. [b][color=steelblue]- ¡Aunque no probéis conmigo!-[/color][/b]

[b][color=pink]- Por los dioses, ni conmigo.-[/color][/b]

Entonces el violín comenzó a sonar. 

[center][spoiler="+"]
[/spoiler][/center] Solo, y lloró. Lloró por el rey muerto, como ninguno de los presentes lo había hecho. Rasgó cada cuerda con una delicadeza inigualable y su llanto reverberó por toda la Lucera, como si fueran un millar. Un millar de fieles que arañaban la puerta de la Catedral pidiendo entrar. Llorar por el rey, que se había llevado su futuro. Su sueño, y su paz. [center]. . .[/center] [center][i]Es como un vals.[/i][/center] [i]En el que parece que resuena el tiempo. Quizás, tiempos mejores. Tiempos de héroes. Tiempos que serán leyendas. Mientras llora. El cielo llora. Y ella, escucha los truenos a lo lejos. Mientras la acuna con dulzura. Solo escucha. Mientras a su alrededor, solo llueve. Y quizás, ese es el problema. Que ya, solo escucha, mientras la acuna al ritmo del tiempo que resuena en su interior. [/i] [i]Antes gritaba, gritaba tanto, que al volver a creer que gritaba se me quebraba la voz. Era como un alarido que me despertaba de la vida, que me sacaba de ella, y me empujaba al mas oscuro de los abismos. Y cuando gritaba, en mi cabeza, sonaba su voz. Tenue, pero nítida. Como una melodía que sofocaba mi corazón y apaciguaba mis respiraciones. Cuando la escuchaba, sin importar cuánto tiempo hubiera pasado desde la última vez, siempre parecía que habían sido segundos. Que siempre había estado ahí, acallando mis instintos. Era tranquila, tanto, que parecía irreal. Tanto que podría ponerle al más valiente los pelos de punta. [/i] [center][i]Era casi cadente.[/i][/center] [i]Como si el tiempo no importase. Y no le importaba. En ese momento, nada más importaba. Solo su voz, que con la más frágil de las dulzuras me recordaba;[/i] [center][i]Imponte.[/i][/center] [center][i]Y así, sonaba mi violín. Arañando el interior a cada nota. Pareciendo, que en cualquier momento... casi podría hablar.[/i][/center] [center][/center] [center]. . .[/center] [b][color=pink]- Suena al llanto y la angustia antes de una guerra. Y tú estas pensando en ella.-[/color][/b] [b]- Cuanto más se esmera la gente en susurrarlo más real se vuelve. Y somos Aevelin.[/b] [b][color=pink]- Ya, ¿y? Nunca he visto a una cebolla hacer llorar a alguien sin que la estuviesen haciendo pedazos. ¿Me explico?[/color][/b] [b]- Las cebollas no funcionan en la guerra Ozara. A nadie le importa quién empezó a despedazarla primero. O quién lloró después. Solo importa quién se queda las migajas.[/b] [b][color=pink]- Ya, nunca me han gustado las cebollas.-[/color][/b] [b]-A mi tampoco me gustan las malditas cebollas.[/b] [center]. . .[/center] Seguramente hubo aplausos, pero no los escucharon. Ozara ya se había ido antes incluso de que acabase. Y Alter nada más acabar, sin mediar sonrisas les instó a volver tan rápido que no hubo tiempo ni para un exhalación, quizás, de angustia. Mientras ellos ya se habían ido, Ozara y el gato negro que hacia de escolta habían llegado a su destino, tarareando la melodía del violín. Se aclaró la voz con intención de con ella, interrumpir cualquier clase de conversación que tuvieran adentro del edificio. Y tocó la puerta, al ritmo que decía. [b][color=pink]- ¡Hola Emisarios de la Santa Orden! La Emperatriz Madre de Broken Core, Sezerkhan, les ruega una audiencia.-[/color][/b] ¿Se decía así?
EDITADO EL 06-01-2023 / 21:10 (EDITADO 1 VEZ)
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Xeper1574Hace 1 año46
@Theory

[center][spoiler="Tema."]
[/spoiler][/center] — [b][i]Eso, Nick[/b][/i] —decía Luna, sorbiendo ruidosamente el café según moldeaba la reprimenda a su conveniencia. [center][/center] — [b][i]¿Por qué llegas tan tarde, Adam?[/b][/i] —chinchó al arquero. Al parecer, había conseguido su propósito de retrasarlo acaparando la ducha durante toda la mañana. Adam tenía que ocupar su puesto cuanto antes, así que después de ser sometido a las burlas de Luna y los gritos de Nick, fue a cumplir con dicha responsabilidad. Mientras tanto murmuraba para sí mismo. — [b][i][size=12]La odio la odio la odio la odio la odio...[/size][/i][/b] Por el contrario, como ella se dedicaba a la seguridad del edificio, tranquilamente se dirigió a los vestuarios. Estos se encontraban en el mismo piso de recepción. Allí cambió su ropa casual por un uniforme militar. Bastante cómodo, cabe destacar. Si bien no tenía pensado trabajar hoy, le vendría bien por si acaso. [center][/center] Nada más salir por la puerta, Luna vio al arquero de nuevo, que siempre corría por el pasillo con un café en las manos. Nunca eran para él. — [b][i]A todo esto, ¿tienes lo que te pedí?[/b][/i] —le preguntó, poniéndose en medio del camino e interrumpiendo su importante misión. — [i][b]¿La llave de la CCSH?[/b][/i] — [i][b]Pues claro, cebollino. Y no lo digas en voz alta.[/b][/i] — [i][b]Perdón, perdón. Toma, ¿pero para qué la quieres?[/b][/i] —Adam sentía curiosidad al respecto, puesto que no le había resultado nada fácil conseguirla. Sin embargo, antes de ser becario en funciones en las torres, lo fue del control contra... pfff, pues eso, así que sus contactos tenía. Total, que obtuvo la llave de algún modo u otro. — [i][b]Para Dante. Sabrá qué hacer con ella.[/b][/i] — [i][b]¿Crees que tu plan funcione? Teniendo en cuenta de quien estamos hablando[/b][/i] —esta vez, el arquero fue quien sorbió ruidosamente el café. Tampoco es que lo fuera a querer quien se lo hubiese pedido, porque ya estaba frío a consecuencia de la conversación. [center][/center] — [i][b]No lo sé... Es una locura, pero quizás esto sea lo que necesite para sonreír de nuevo[/b][/i] —respondió Luna, algo indecisa. No podía evitarlo. La vigía de las torres veía a un niño dentro de Dante suplicándole por ayuda, aquel con el que se encontraba ocasionalmente en el taller de Yamaoko. Aunque claro está, en esos tiempos la niña era ella. Así pues, esta se guardó la tarjeta entre sus pechos; porque si, porque me da la puta gana que se los guarde ahí, y se volvió hacia la salida. — [i][b]Espera, ¿ya te vas? ¿Qué le digo a Nick?[/b][/i] —inquirió el que para evitar confusiones, ahora llamaremos becario. — [i][b]Sí, no pienso hacer esperar a Dante. Dile que es mi día libre o... Bueno, mejor no le digas nada.[/b][/i] Y ahora si, Luna se dispuso a abandonar el nexo del linaje Kiath. Esos personajes cuya trama gira en torno, pero que llevan sin aparecer alrededor de un par de páginas. — [b][i]Vamos allá.[/i][/b] [center][/center] Pues eso, vamos allá, como había dicho Luna. Me apetece tanto escribir que, de pronto, casi se teletransportó. Y si antes estaba atravesando las puertas de las torres, ahora cruzaba las del apartamento de Dante, las cuales yacían aparentemente abiertas. Bueno, a esto en realidad se le llama [i]"no ha pasado nada importante de por medio." [/i] — [i][b]Por el amor de... ¿A qué huele?[/b][/i] —al entrar, tuvo que taparse instantáneamente la nariz. El hedor la había empujado para atrás de un sopetón. Era parecido al olor de un cadáver o al de Sasugo, que son lo mismo. Hasta aquí había llegado. Sin buscar el permiso del demi-automata, Luna abrió las cortinas de las ventanas y le dijo lo siguiente: — [i][b]Se acabó, Dante. Tenemos que hablar.[/b][/i]
EDITADO EL 07-01-2023 / 17:49 (EDITADO 6 VECES)
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Crisgv13401Hace 1 año47
[center][i][size=12][color=CornflowerBlue]— ¿Mi virilidad?¿Qué tiene eso que ver con ser escolta de la señorita?[/color][/size][/i][/center]

Pensó para sus adentros, su mentor no había conseguido alcanzer a su alumno con sus palabras para mayores pues para Iron jamás había aparecido para él algo como un romance o algo parecido debido a la evidente máscara de su cara, aunque tampoco se acordaba de quien era o de su pasado por lo que quizá una vez si pudo tener algo parecido, al contrario que el Iron que tenían delante que en ese sentido era alguien totalmente puro.

[b][i][color=cornflowerblue]— ¡Trataré de aprender de usted lo máximo posible![/color][/i][/b]

Esa fue su respuesta hacia su mentor, pues Iron pensaba aprender todo lo posible para llegar a ser un digno sucesor quizá algún día para comandar la guardia de su majestad la emperatriz.

Llegó el esperado momento, violín en mano y con la melodía sonando su misión estaba a medias ya, un fuerte sentimiento invadió el cuerpo de Iron, una sensación de que creía estar haciendo las cosas bien, de que todo estaba saliendo como debería pero poco a poco esa sensación fue cambiando.

Con el paso de la música esa sensación se alargó hasta que se sumergió de nuevo en sus pensamientos.

[center][i][size=20][color=CornflowerBlue]¡Pam![/color][/size][/i][/center]

Un ruido metalico pero seco se escuchó en su cabeza mientras que una imagen se iba haciendo clara en su mente. Una joven iba a ser atravesada por lo que parecía una lanza y él sin dudarlo se metió en medio.

La lanza atravesó su pecho haciendo que por la comisura de sus labios brotase sangre además de por la evidente herida que había sido causada.

[center][/center]

Podía escuchar de nuevo la voz de antes llamándolo una y otra vez, pero esta vez la escuchaba algo mejor, como si poco a poco pudiese comprender algo mejor lo que decía dicha voz.

[center][i][size=20][color=CornflowerBlue]¡Zalph![/color][/size][/i][/center]

Trató de mantenerse en pie, pero sus fuerzas segundo a segundo iban abandono su cuerpo, su consciencia también decía adiós poco a poco tras ser atravesado por aquel objeto punzante, apretó los dientes y los puños para concentrase en resistir, no podía permitirse caer, no recordaba como había llegado a esa situación.

Lo último que recordaba era la melodía del violín, aunque le costaba concentrarse por el dolor que sentía.

Un momento, ¿Sentía dolor? eso era imposible.

[i][color=CornflowerBlue]— ¡Maldita sea Iron, Aguanta! —[/color][/i] Se gritaba a si mismo para concentrarse al máximo en resitir.

Su rodilla cedió de pronto tocando el suelo.
Su hombro cayó hasta el punto de tener que apoyarse en su rodilla doblada para no desfallecer.

[i][color=CornflowerBlue]— ¡Eres un soldado de la guardia real, Ella te necesita![/color][/i]

Pero fue inútil, su cuerpo se desplomó al momento tras perder el conocimiento.

[center][/center]

Cuando abrió de nuevo los ojos volvía a estar donde debería, pero la melodía del violín había terminado y rapidamente fueron llevados a otro lugar por Alter mientras que en la mente de Iron surgían ahora mismo muchas preguntas.

Se llevó la mano a la cara, notando de nuevo su fría máscara de hierro en ella, parecía que había sido todo simplemente un sueño aunque por alguna extraña razón... todo le había parecido muy real.

Estaba algo aturdido, pero debía recomponerse rápidamente, su misión todavía no había terminado.

 [center][i][size=12][color=CornflowerBlue]¿Qué ha sido todo eso?[/color]
Eso rondaba en su mente.[/size][/i][/center]
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