Notas a pie de página sobre "Forbidden West" tras 20 horas.

Sí, lo sé, todos lo habéis jugado, llego tarde, no voy a descubrir nada nuevo. Pero me da igual, porque tras 20 horas del nuevo producto de Guerrilla me he sentido en la necesidad de compartir algunas impresiones personales sobre el juego, esas ganas irrefrenables de estar probando algo y que los dedos no hagan más que pedir el darle a la tecla. Así que aquí estoy, desplegando unos comentarios sobre la nueva aventura de Aloy, que, a día de hoy, con sus pros y sus contras, me está absorbiendo como no imaginé que haría.

El primer aspecto, y el más obvio, es el gráfico. Estoy jugándolo en modo GRAFICOTES y la verdad es que es complicado que a uno no se le caigan los huevos al suelo con cómo luce este juego. Una absoluta maravilla, que además casa con el mensaje profundamente ecologista que quiere transmitir. Cuanto más bonito se vea, más conscientes podemos llegar a ser de lo que tenemos, y lo cerca que estamos de perderlo. Si un juego tenía que lucir de forma esplondorosa en cuanto a sus paisajes, es este. No obstante, también hay que señalar ciertos momentos en los que la luz se vuelve un poco loca en algunas conversaciones, sobre todo si pilla el atardecer, en las que el plano - contraplano hace que la iluminación sea de un modo en un momento y rojizo anaranjado exagerado en otro. Casos puntuales, pero ahí están. 

Metiéndonos en harina, creo que es de rigor que hable del combate cuerpo a cuerpo. La lucha a distancia sigue siendo tan satisfactoria y variada como en el primero, con el estudio del terreno, la colocación de trampas, cables, el uso de hondas, lanzapinchos y la estrella de la función que son los arcos (por cierto, el trabajo con los gatillos me parece resaltable. No es la locura del Astro, pero mola el tensar las armas y notar la resistencia), y sin embargo, la lucha con la lanza me ha enamorado. En las 20 horas que llevo jugadas la he utilizado más que en las 120 que me llevó el original Zero Dawn (que haya una rama de habilidades dedicada casi en exclusiva a este aspecto ayuda). Es tremendo porque si en el primero los campamentos de humanos eran un poco coñazo (y menos mal que eran unos poquitos y ya), ahora estoy deseando adentrarme e infiltrarme en los asentamientos rebeldes para partirme la cara con ellos. La inclusión de diferentes combos, habilidades (lo de energizar la lanza mola demasiado, diablos) y, en suma, la combinación del combate cuerpo a cuerpo con el a distancia, hace que el luchar en este juego suba incluso un nivel por encima del primero, lo cual me parece ya un logro en sí mismo. 

Sobre el guión. No voy a dar una opinión ni mucho menos, ya que me queda muchísima tela que cortar, pero sí quiero hacer un par de puntualizaciones (y aquí sin cortapisas hasta el punto en el que me encuentro, así que SPOILERS). En cuanto a estructura, creo que Guerrilla ha ido a lo seguro. Si nos fijamos, sigue los mismos pasos que el primero (estructura, repito, que no trama). Comenzamos con una misión lineal que nos introduce en el mundo y nos da un objetivo. Nos sueltan en una zona abierta, pero cerrada en un punto en concreto, para explorarla a placer y hacernos con las dinámicas jugables a la vez que nos siguen presentando el mundo y a diversos personajes. Punto de giro que implica la puerta de entrada al mundo abierto tal y como es (en Zero Dawn era la prueba de los Nora, aquí es la embajada). Decía que Guerrilla ha ido a lo seguro, pero no en modo despectivo, ya que, diablos, funciona. Seguramente si el asalto a la embajada por parte de los rebeldes Tenakt no fuese una escena tan poderosa acosaríamos más esta repetición de estructura, pero es que es tan intensa como divertida. Las cosas escalan a la velocidad del rayo, y casi sin darnos cuenta nos vemos envueltos en una emboscada de la que a duras penas salimos vivos, aderezado con el fantástico duelo final cuerpo a cuerpo (obligado jugar a este juego, mínimo, en difícil, por cierto).

Además, uno de los aspectos que veía (y sigo viendo) muy complicado es estar a la altura de la historia del primero. La historia de Zero Dawn es de doble descubrimiento, Por una parte, de Aloy, quién es, qué busca, cuál es su lugar en el mundo. Por otra, del propio jugador y del mundo que se abre ante él. El acierto de Zero Dawn tiene una doble vía. Por una parte, dicho descubrimiento el jugador lo lleva a cabo a la vez que Aloy, y por otra, la estructura está tan bien realizada que el juego sabe perfectamente cuándo y cómo ir dándonos píldoras de información sobre qué ha ocurrido, cómo se ha llegado hasta ahí, y así tenernos enganchados a un mundo, por lo demás, fascinante. No quiero olvidarme de algo fundamental, y es el contraste. Horizon nos cuenta una historia de ciencia ficción que mezcla tribus primitivas con alta tecnología, y el resultado es bárbaro.

Comento todo esto del primero porque, como digo, Forbidden west lo tiene muy complicado para estar a la altura con las sorpresas. Y sin embargo, madre mía. El primer (y hasta ahora único) encuentro en Latópolis con el nuevo clon, los extraños con armas ultra avanzadas, y esas máquinas súper evolucionadas, me dejaron con la maldita boca abierta. Es tremendo además porque el guión aquí está especialmente bien escrito. Aloy se siente a salvo ya que sólo ella puede abrir la puerta, y contra todo pronóstico, BUM, la puerta se abre. El jugador se siente confundido, y entonces entra esa enorme bomba de relojería que se instala debajo de la mesa y que va a condicionar absolutamente todo, ya que cada paso ahora que Aloy vaya a dar en su andadura por el Oeste Prohibido está supeditada a esta revelación. ¿Quiénes son? ¿De dónde vienen? ¿Qué buscan de GAIA? ¿Serán ellos, como todo apunta, quienes han enredado con HADES? Bárbaro. Eso sí, en contrapunto, la aparición de Varl para rescatar a Aloy es un Deus Ex Machina como un campano de grande. 

Edit: sí quiero apuntar una cosa. Creo que el combate con Erik es demasiado largo. Al ser una lucha tan desigual lo único que podemos hacer es correr y lanzar flechas a los soportes de la estructura. 3 veces se repite la dinámica. Creo que con 2 hubiera sido suficiente.

Por otra parte, Aloy sigue pareciéndome un personajazo (ayuda el trabajo excepcional de la captura de movimientos. Menuda puta locura). Comentaba Alejandro Pascual que la chica es perfecta, y lo veía como algo que no le terminaba de funcionar. A mí no me está ocurriendo. Siempre me ha parecido Aloy como un personaje al que aspirar, de ahí que no se mueva en ninguna escala de grises, y sea un personaje marcadamente blanco (más allá de ser una cabezota sideral, no se le atisban mayores defectos). Aún con todo, veo cierto esfuerzo por ahondar en la soledad del personaje, saberse único, y solo. Sí me gustaría, de todos modos, que llegase a cometer algún error de estos que marcan a un personaje para siempre, como la muerte de un amigo, para así buscar cierta redención. Creo que no desentonaría con la historia ni con la protagonista. Pero bueno, veremos. 

No termino sin apuntar alguna cosita del diseño. De las máquinas no me voy a detener. Lucen de escándalo. Pero lo que me tiene cautivado son las tribus humanas. Si en el primero la influencia eran los grupos tribales primitivos mezclados con la alta tecnología, y en el caso concreto de los Banukh, los nativos norteamericanos, en este Forbidden West las influencias son las civilizaciones centroamericanas precolombinas. Una gozada. 

Y nada, poco más. Tengo una enganchada que no veo tierra. Cuando hackeé el primer cuellilargo me sentí algo abrumado por la cantidad de iconos y tareas que se me abrían, pero con un poco de organización la cosa va rodada. A día de hoy, tremendo trabajo de Guerrilla. 

PD: al final ha sido más un ladrillo que unas notas a pie de página  Gracias por leer.