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5 VOTOSEl arte de la cetrería es una de las modalidades más ancestrales de caza y fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco, por considerarse uno de los métodos de caza tradicionales más antiguos, selectivo con las presas cinegéticas, no contaminante y respetuoso con el medio ambiente. [url=https://www.trofeocaza.com/cetreria/noticias-cetreria/andalucia-regula-la-practica-de-la-cetreria-con-la-publicacion-de-la-nueva-orden/]La cetrería[/url] es el arte de adiestrar aves rapaces para cazar animales libres en su medio natural. Pasión donde las haya. Cuenta con una gran tradición en nuestro país y es practicada en todas las Comunidades Autónomas y en más de 70 países, por lo que, a día de hoy, es la modalidad con mayor número de países adheridos. Es sencillo y apasionante recorrer su historia repasando escritos medievales, representaciones artísticas en vidrieras, tapices, pinturas, esculturas y obras de teatro. Sin embargo, la cetrería es una actividad minoritaria. Su práctica requiere muchísimo tiempo, dedicación y recursos que tan solo unos pocos aficionados mantienen viva esta milenaria tradición. Su recompensa no está tanto en las presas obtenidas (con suerte una al día, para alimentar al ave), como en las emociones y en los valores que se desarrollan. El ave ha de alcanzar y mantener plenas capacidades físicas y mentales. La incertidumbre del momento del ataque, el lugar donde va a salir la pieza, su avistamiento, persecución…, desarrollan en el cetrero habilidades para la caza y valores que le ennoblecen como la entrega, altruismo, perseverancia, compromiso. La dificultad en la caza que presenta el ave silvestre, determina el grado de excelencia alcanzado por el cetrero. En nuestro país, tradicionalmente se han empleado [url=https://www.trofeocaza.com/cetreria/reportajes-cetreria/tipos-de-aves-para-cetreria/]especies autóctonas[/url] como el Halcón peregrino, Falco peregrinus, el Azor, Accipiter gentilis o el Gavilán, Accipiter nisus. A la hora de decantarse por un ave u otra debe tenerse en cuenta diferentes factores: la orografía del escenario en el que cace y las especies presentes en éste, el tiempo que esté dispuesto a dedicarle en su entrenamiento y manejo… La principal decisión que tiene que tomar cualquier persona que quiere comenzar a practicar la cetrería es el pájaro que va a utilizar. No todos valen según para qué. Hay que valorar bien y tener en cuenta el pájaro que a la postre se convertirá en nuestro compañero en esta nueva experiencia. De esta forma: Las azores: son usados principalmente para el bajo vuelo. Sus presas van desde la pluma al pelo. En función de si elegimos hembra o macho y de su tamaño, se puede utilizar para cazar unas presas u otras. Son complicados en el manejo y hay que saber llevar su punto de agresividad y desconfianza. Requieren mucho entrenamiento. Halcones: Aptos para la altanería. Sus presas van desde las más pequeñas, como palomas o perdices, hasta las más grandes, como faisanes y patos. Se requiere terrenos amplios para su entrenamiento diario. Son de manejo fácil, aunque tener un buen halcón por altanería requiere constancia y mucha técnica. Gavilanes. Son la especie más delicada, más desconfiadas y más difíciles de manejar. No aptas para principiantes. No requieren de terrenos específicos, pues su medio son los propios parajes que encontramos en casi toda nuestra geografía. Halcones aplomados. Manejables por su tamaño. Ideales para la modalidad de mano por mano a perdiz o paloma, incluso a urracas. De belleza sublime, son aptos para principiantes y expertos. Destaca su persistencia en la caza y no abandonan la presa nunca. Cernícalos, Yankees y otras razas pequeñas. Muy aptos también para principiantes. Su vuelo es eléctrico y pueden llegar a ser muy divertidos. Dan mucha flexibilidad y facilidad en el manejo por su tamaño. [url=https://as.com/opinion/2021/06/18/blogs/1623997955_136559.html]Fuente[/url] [b]Parte de una antiquísima tradición de más de 2000 años de antigüedad[/b], la cetrería y la caza con grandes águilas reales en países como Kirguistán, Kazajistán o Mongolia es una modalidad única en el mundo. Se dice que antaño una aldea pequeña dependía de la destreza del [b]Berkutchi o maestro cetrero[/b] y su mortífera ave. Este era el encargado de proporcionar pieles y carne a todo el poblado, especialmente en invierno, cuando más difícil se hacía la supervivencia del clan al completo. La cetrería y el arte de la caza empleando aves rapaces es una práctica antiquísima y que lleva desarrollándose desde tiempos inmemoriales, principalmente en Eurasia, desde Europa Central, pasando por la península arábiga, China y Corea. En Kazajistán se han hallado petroglifos (dibujos en piedra) con motivos cetreros de al menos el primer milenio de nuestra era, y las historias épicas recogidas en legendarios poemas turco-mongoles del siglo XIII han seguido registrando estas actividades que se han perpetuado hasta nuestros días. Pintura de los siglos IX-X. Cetreros mongoles con aves de presa. El que está de frente parece sostener un águila real, mientras los otros portan halcones y aves menores. En 1874 el viajero y general ruso Alexander Kaulbars describiría en su cuaderno de campo durante su visita a las extensas regiones que baña el mítico río Amu Darya como «[i]un buen número de halcones y alguna que otra águila real son mantenidas dentro de las yurtas (enormes casetas de campaña circulares de las tribus nómadas) entrenadas para la caza[/i]». [b]No cabe duda de que antaño estas prácticas eran mucho más comunes, [u]pero el socialismo se encargó en cierto modo, y en regiones concretas, de erradicar dichas costumbres.[/u][/b] Por ello, y [b]tras la independencia de las repúblicas que tratamos, ha habido un resurgir de este noble arte. Los maestros cetreros son ahora considerados como iconos culturales y los motivos asociados a la caza con águilas pueden ser hallados en sellos nacionales, placas conmemorativas, esculturas y como tema principal de algunas canciones populares así como de algunas películas y documentales nacionales.[/b] El águila real es el icono nacional de Kirguistán. [b]CAPTURA, MANEJO Y MANTENIMIENTO[/b] [b]Un águila real puede vivir más de treinta años en cautiverio[/b], donde como ave cetrera goza en cierto modo de una vida privilegiada. Las diferentes especies cetreras son obviamente obtenidas del medio salvaje. Debido a que la mayoría de las especies de rapaces se hallan protegidas e incluidas en el Libro Rojo del país, no existe manera alguna de ‘hacerlo legal’. No obstante, sucede todo el tiempo y es una especie de operación a lo mercado negro. Muchas veces se hace un ‘encargo’ a un diestro cazador, a veces es una cesión entre amigos, otras una venta in extremis cuando el propietario no puede alimentar una boca más y necesita efectivo. En raras ocasiones aves difíciles, o menos hábiles, son vendidas por cazadores frustrados o poco experimentados que no logran suficientes ni espectaculares capturas. Algunos políticos o miembros muy influyentes de la sociedad son a veces ‘obsequiados’ con el ave nacional. Este gesto suele ir acompañado de donaciones oficiales a las federaciones cetreras, una especie de ‘colaboración estatal’. [b]Los métodos de obtención de jóvenes águilas son principalmente dos[/b] y condicionan de manera clara el comportamiento del futuro cazador alado: [b]– Captura directa de nido[/b]: El pichón es extraído a finales de la primavera (las águilas ponen de abril a mayo), a las pocas semanas de vida, por un cazador que se la juega escalando lisas rocas y empinados acantilados para acceder a los nidos. En muchas ocasiones es una operación bastante arriesgada porque los pichones están a cientos de metros y los progenitores defienden sus nidadas de manera salvaje. No es raro que el cazador sufra ataques y en más de una ocasión resulte herido por las poderosas y afiladísimas garras del águila, o el recio y duro pico. No obstante, esta ave desarrolla una unión mucho más fuerte con el cetrero, que es ahora su padre adoptivo, aunque a veces son consideradas águilas impetuosas y temperamentales. Aun así, su ventaja es que pueden llegar a cazar presas mayores, como lobos jóvenes y grandes zorros, ya que resultan más atrevidas y fieras. Estas águilas no cuentan con la ‘experiencia’ (mala y buena) de un animal salvaje y los posibles fracasos y peligros que ha tenido que enfrentar, y por ende sufrir. [b]– Captura de ejemplares juveniles o volanderos[/b]: Estas son capturadas usando un sistema de postes y redes. Se construye una especie de jaula/falsete de unos 2 m de alto en el campo, cebada con una paloma, perdiz o ave similar atada en el centro. La rapaz se lanza en ángulo para atraparla, enredándose inexorablemente. Un águila atrapada de esta manera, llamada tor bürküt o ‘águila red’. Como ha aprendido a temer al hombre puede ser más manejable en el proceso de entrenamiento. Tras haber desarrollado sus instintos en la naturaleza, también pueden ser cazadoras más fiables que las capturadas en nido. No obstante, esta condición puede acarrear una mayor timidez y cautela a la hora de atacar presas grandes que en un pasado las hayan puesto en serio peligro. El ave recuerda estos peligrosos episodios, por lo que mide sus acciones al milímetro antes de lanzarse al ataque. El ave es inmovilizada usando trapos y telas, apresándola con cuidado y colocando las alas de manera que no sufra lesiones. Inmediatamente se le coloca una caperuza para calmarla. [b]Tras la captura comienza de inmediato el entrenamiento[/b], así como el manejo del ave. Se requieren unos cuatro años para un completo adiestramiento del águila, que debe ser monitorizada a diario siempre por la misma persona. Dependiendo de la edad de la rapaz, ya sea pichón o aguilucho, las primeras horas con su futuro maestro son cruciales. Si esta es prácticamente recién nacida, el cetrero le silbará incesantemente para que se acostumbre a su voz y la ‘grabe’ en su memoria, reconociéndola de inmediato como si de su progenitor se tratara. Kadyrjan Asel, maestro cetrero de Bokonbaevo, y su potente águila real. [b]El cetrero acariciará al pichón a menudo[/b], acurrucándolo e incluso besándolo, principalmente en la cabeza. También tratará de darle trocitos de carne, para que el ave asocie el nuevo cambio con la recompensa del alimento Inicialmente [b]se mantendrá despierto al pichón toda una noche[/b] para que el cansancio lo vaya ablandando, y de esa manera también, exhausto, tome el alimento. Una vez esto sucede el vínculo habrá sido creado, y la sociedad cetrero-águila formalizada. Con los aguiluchos se procede de manera similar, aunque la joven águila es atada por las garras y encapuchada. La idea es que se relaje lo máximo posible, evitando que se altere. Nuevamente la primera noche es vital. El cetrero permanece despierto durante horas, evitando que el ave se duerma a base de pequeños toques con un palito o colocándola en una cuerda. El continuo balanceo de la rapaz la mantiene alerta, cansándola a la vez, lo que hace que al cabo de varias horas, nuevamente exhausta, comience a tomar el alimento ofrecido por un no menos extenuado cetrero. Se dice que en Kazajistán esa primera noche se pasa junto a un río, para que el aire frío del torrente mantenga al ave despierta. Hay quienes incluso mantienen a las aves en sus yurtas cantándoles y tocando suaves melodías para que el águila, en su nuevo hogar, se vaya relajando y acostumbrándose a la presencia y sonidos humanos. [b]Una vez esta empieza a tomar alimento de la mano humana la conexión ha sido establecida.[/b] La inteligente rapaz se da cuenta muy pronto de que el humano representa una segura forma de acceder al alimento, convirtiéndose más tarde en un potente aliado a la hora de cazar. El vínculo no es creado en torno al afecto o la comprensión, es una asociación más bien pragmática con un único y claro objetivo: el conseguir presas y alimento. Tras un espacio de tiempo que varía según la edad del ave, su grado de nerviosismo o confianza hacia el humano, la rapidez con la que se adapte a la comida y la vida en cautiverio, así como algunos otros factores (paciencia del cetrero, calidad y abundancia del alimento, entorno familiar bullicioso o relajado, higiene y cantidad de espacio, etc.), el ave entra en contacto con las pieles y los restos de los animales que debe cazar. Los pichones que ya se encuentren completamente emplumados comenzarán sencillos ejercicios que implican el apresamiento, el contacto y la familiarización con cueros animales y otras partes. El entrenamiento continúa realizándose cada vez con más complicados ejercicios, como la caza simulada de pieles de zorro que son arrastradas mediante largas cuerdas por caballos al galope, simulando un movimiento y una huida real por parte de la ‘curtida e inanimada’ presa. Este señuelo es a veces alternado con otros reales, como una liebre semidoméstica o conejos criados por el cetrero. [b]Bokonbaevo[/b], al sur del famoso lago [b]Issy Kul[/b], en la provincia homónima, es la localidad por excelencia asociada al arte de la cetrería en Kirguistán, donde hay más cetreros, maestros, aprendices y entusiastas, y donde una incipiente actividad ligada a las grandes rapaces es registrada. [b]LAS PRESAS DE UN BUEN CETRERO[/b] La mayoría de las águilas se especializan en cazar zorros, cervatillos y presas de similar tamaño, aunque pueden derribar lobos jóvenes, como hemos visto en ciertas ocasiones. Un buen tándem que incluya una potente águila y un cetrero exitoso puede llegar a obtener durante la temporada de caza en Kirguistán, que comienza a finales de otoño y que dura unos cuatro meses, aproximadamente la siguiente cantidad de piezas: [list][*]60 zorros[/list] [list][*]12 tejones[/list] [list][*]6 linces boreales[/list] [list][*]4 lobos jóvenes[/list] [url=https://www.trofeocaza.com/cetreria/reportajes-cetreria/cetreria-y-caza-con-aguilas-reales-en-asia-central/]Fuente[/url] Los halcones son unas aves extraordinarias. Estos animales tienen unas alas cónicas y finas, que les permiten volar a una gran velocidad y cambiar de dirección rápidamente y con mucha facilidad. Además, disponen de una sensacional agudeza visual que se ha medido en 2,6 veces la de un ser humano. Estas características han hecho que los halcones tengan una función muy importante: [size=27][b]proteger a las aves de los aeropuertos y garantizar la seguridad aeronáutica[/b][/size]. Esta es una de las tantas labores que los animales hacen por los seres humanos y que la mayoría de las personas ignoramos. Alfonso Arisó es responsable del servicio de control de fauna del aeropuerto de Barcelona. Alfonso suma más de veinte años dirigiendo el servicio de cetrería, una tradición milenaria que previene los accidentes entre aviones y aves. Hablamos con Alfonso para conocer con detalle el funcionamiento de los halcones como protectores de la fauna del cielo. [b]¿Cuál es la función que desarrollan los halcones en los aeropuertos? ¿Qué es la cetrería?[/b] -El uso de los halcones permite conciliar la conservación de la fauna de los ecosistemas aeroportuarios con la seguridad aeronáutica. [b]Gracias a la presencia de estos animales, el resto de aves evita sobrevolar el aeropuerto y no cruza su trayectoria con la de los aviones. Aplicamos la cetrería de una manera intensiva y continuada en un determinado espacio,[/b] tal es el caso del campo de vuelo del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. [b]La cetrería[/b] es un antiquísimo e ingenioso sistema de caza, de los primeros que se inventaron, su antigüedad data de 1.400 A.C. Esta técnica, que ha variado muy poco a través de los siglos, ha evolucionado de ser un medio para la captura de animales para la alimentación del ser humano, inalcanzable de otro modo antes del descubrimiento de la pólvora, a lo que es en la actualidad, una noble arte de caza (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) y, por otra parte, en su aplicación práctica, un eficaz método de dispersión y control de aves en aeropuertos, sostenible y respetuoso con las especies a dispersar. [b]¿Conocemos el origen de esta práctica en España?[/b] -[b]En España el empleo de halcones en aeropuertos se remonta a abril de 1968, cuando el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, eminente halconero y naturalista, propuso el empleo de halcones en la base aérea de Torrejón de Ardoz, con el fin de expulsar a los sisones, una especie esteparia de tamaño medio que solía colisionar con los aviones de combate en sus maniobras de aterrizaje y despegue.[/b] El éxito fue tal que en 1970 la operación se trasladó al aeropuerto de Madrid-Barajas, para posteriormente irse implementando en la práctica total de los aeropuertos españoles de la red de Aena. En el aeropuerto de Barcelona el servicio de control de fauna se instauró en 1996, continuando su labor en la actualidad. Halcones durante el proceso de dispersión de aves Alfonso Arisó junto a tres halcones durante una jornada de trabajo en el aeropuerto [url=http://www.animalados.com/es/los-halcones-protectores-de-la-fauna-del-cielo/]Fuente[/url]Cetreria