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Aquella película llamada [b][i]Prometheus[/i][/b] me decepcionó mucho. Varias interpretaciones que dejaban mucho que desear, incoherencias en el argumento, pocas explicaciones, más dudas, una diseño visual que no respetaba el universo [b][i]Alien[/i][/b]… El cineasta [b]Ridley Scott[/b] había repetido en más de una ocasión antes del estreno que su película estaba ambientada en el universo que se había iniciado con [b][i]Alien, el octavo pasajero[/i][/b], pero que su historia estaría ciertamente alejada, que no trataba sobre el xenomorfo. Pero claro, si uno ve Prometheus sabrá que eso es mentira, pues la cinta no paraba de hacer referencias directas a la criatura y, ya al final, somos testigos de un guiño que bien podría tratarse de una broma muy al estilo de una escena post-créditos de Marvel. Hay cosas que se notan cuando uno ve esta última película de la saga [b][i]Alien[/i][/b]. Lo primero de todo, desde luego, la lectura de la respuesta del público al anterior film de [b]Scott[/b]. Lo segundo es el hecho de haber prescindido de [b]Damon Lindelof[/b] para escribir el guion de esta secuela, sin duda un acierto que debe aplaudirse enormemente. Y lo tercero, y quizá lo más importante, ha sido ver cómo se han recuperado los elementos que hacían grande esta franquicia, en especial esa banda sonora firmada por [b]Jed Kurzel[/b] que recuerda y mucho al trabajo que compuso [b]Jerry Goldsmith[/b] para [b][i]Alien, el octavo pasajero[/i][/b] en 1979. También se nota, por otro lado, las ganas que tenía el público por ver de nuevo una buena película de la saga, algo que, siendo meramente objetivo, no ocurría desde que [b]James Cameron[/b] nos regalara aquella obra maestra llamada [b][i]Aliens, el regreso[/i][/b], secuela de la cinta original de [b]Scott[/b] y que expandió el universo [b][i]Alien[/i][/b] de una forma brillante. Es importante señalar que aunque [b[i]]Alien: Covenant[/i][/b] es secuela directa de [b][i]Prometheus[/i][/b], [b]Ridley Scott[/b] grabó dos prólogos que fueron publicados en Internet para disposición del público, llamados [b]The Crossing[/b] y [b]La última cena[/b]. No son de obligado visionado, pero sí muy recomendables y sitúan mejor al espectador en la historia. Y ahora sí, hablemos de [b][i]Alien: Covenant[/i][/b]. No obstante, me gustaría señalar que este texto, más que una crítica, es una reflexión de la película, y voy a tomarme la libertad de hablar sobre los acontecimientos que transcurren en ella, por lo cual es mi responsabilidad avisar de spoilers. Y también quisiera añadir un aspecto clave: Para mí, esta película no funciona como producto de la franquicia [b][i]Alien[/i][/b], pero sí me parece una gran película de ciencia-ficción con tintes filosóficos. [b][i]Alien: Covenant[/i][/b] comienza poniendo en situación al espectador, dictando el tono del metraje. No es una película de terror, aunque abrace el género en varias ocasiones. Se trata de ciencia-ficción con una base filosófica sólida. En la introducción, vemos al sintético David conociendo a su creador, Peter Weyland ([b]Guy Pearce[/b]), quienes mantienen una conversación que gira en torno a un tutorial con toques artísticos, filosóficos y humanos. Aparece la música de Wagner, y David, al final de la conversación, le dice a su creador que pese a haber sido creado él no morirá, a diferencia de su creador. Durante la conversación, el espectador puede entender, por fin, las motivaciones que llevaron a David a actuar de la manera que lo hizo en [b][i]Prometheus[/i][/b], pues no quedaba del todo claro. A continuación, ya vemos la Covenant en el espacio, una nave de colonos con una carga de embriones que se dirige a un nuevo planeta con el objetivo de crear una colonia humana. En la nave está Walter, un sintético con la misma apariencia que David, creando cierta confusión en el espectador debido a la elipsis que se produce entre la introducción y la presente escena, algo que se resuelve posteriormente. Durante el viaje, una onda de energía espontánea provoca daños en la Covenant, provocando a su vez la muerte del capitán de la nave, interpretado por [b]James Franco[/b], mientras estaba criogenizado. La protagonista, [b]Katherine Waterston[/b], era la pareja del capitán. La tripulación termina arreglando los daños que se han producido y, en cierto momento, reciben un mensaje misterioso de origen humano, cuya señal de origen pertenece a un planeta con altos índices de albergar vida gracias las características que posee. La tripulación de la Covenant debe decidir si ir directamente a ese planeta, cuyo viaje únicamente tardaría unas semanas, o seguir el rumbo principal y esperar más de siete años a llegar a ese planeta volviendo, eso sí, de nuevo a la criogenización. Una decisión sencilla… A partir de aquí [b][i]Alien: Covenant[/i][/b] comienza a ser lo que todo seguidor de la saga Alien esperaría que fuese una buena película de la franquicia. Volvemos a encontrarnos con una tripulación un tanto idiota, decisiones muy cuestionables y momentos a veces ridículos. Y sí, hay mucho fanservice, pero es justo decir que no es ni mucho menos exagerado. La biología de la criatura que tomó forma gracias al artista gráfico [b]H. R. Giger[/b] se expande en este nuevo capítulo con nuevas formas de gestarse. Aparecen una versión del xenomorfo, al que se le ha bautizado con el nombre de “neomorfo”, más letal y peligroso. También regresa nuestro querido abrazacaras, pero esta vez será culpable de gestar dentro de los humanos un xenomorfo que, si bien recuerda sobre todo a la criatura de la cinta original de [b]Ridley Scott[/b], es mucho más grande, rápido y mortífero. Lo realmente interesante de la película no comienza con las primeras muertes de los miembros de la tripulación. Lo bueno empieza cuando estos llegan a ese planeta solitario, gris y tormentoso, cuando andan buscando el origen de la señal que recibieron, y la protagonista pregunta a sus compañeros si han oído eso, que no es otra cosa que el silencio. Un planeta vacío, sin vida. El que sea seguidor o seguidora del universo [b][i]Alien[/i][/b] conoce la naturaleza del xenomorfo. Como vimos en el planeta LV-426 en [b][i]Aliens, el regreso[/i][/b], donde aparece esta bestia, desaparece la vida. Todo se vuelve oscuridad allá donde surge esta criatura que sólo busca la muerte de la mera existencia vital. Es enemigo de la propia vida, la infecta con su mera presencia en el universo. Y ahí es donde entra en juego el sintético David, interpretado por un fabuloso [b]Michael Fassbender[/b] que sigue siendo lo mejor de la función sin lugar a dudas. David ha estado solo en ese planeta durante mucho tiempo. Walter y David, ambos sintéticos iguales en aspecto, se conocen por primera vez aunque no dudan en llamarse el uno al otro “hermano”. Ambos entablan conversación, hablan sobre su creador y sobre los humanos, de cómo David ha acabado en ese planeta y qué fue de la doctora Elizabeth Shaw ([b]Noomi Rapace[/b] en [b][i]Prometheus[/i][/b]). En cierto momento, Walter le explica a David por qué son diferentes. David es un sintético con tendencia a tener una idiosincrasia propiamente humana, algo que pone nerviosos a los seres humanos, por lo cual Walter, que es un sintético más avanzado, carece de la perspectiva de David para ver la realidad a través del deseo, las emociones o de los sueños. David le pregunta a Walter por qué salvó a Daniels, la protagonista, del ataque de los neomorfos. Él responde que fue su deber hacerlo, mientras que David refiere al amor como principal motivación para actuar como lo hace. El sintético Walter se disfraza del filósofo alemán Immanuel Kant (irónico, siempre he pensado que tuvo que ser un robot dada su rígida filosofía moral y el acercamiento al imperativo categórico), mientras que David busca un sentido a su existencia, abraza el placer, a veces desde el plano más inmoral. Sabe que ha sido creado, pero también sabe que lo creado puede ser creador. Si los humanos han sido sus creadores, ¿por qué no iba él a crear? Como él mismo afirma, en lo que más cree es en la creación. Justo aquí [b][i]Alien: Covenant[/i][/b] se asienta en el terreno del espectáculo. David da rienda suelta a su plan para crear una raza alienígena superior, perfecta e imparable. Una burla a la humanidad. Él es el culpable de lo sucedido en ese planeta y que se haya convertido en una necrópolis (el apartado visual y artístico de la película, hay que decirlo, es impresionante). Vuelven las escenas con ácido concentrado y pechos atravesados, mientras que Walter se enfrenta a David haciendo que Daniels y su último compañero vivo puedan escapar a la Covenant. Walter está a punto de asestarle un golpe final a David, pero vemos cómo éste ha cogido un cuchillo. Es entonces cuando [b]Ridley Scott[/b] corta la escena y no sabemos quién ha sobrevivido. Bien, aquí entra en juego el poder del lenguaje cinematográfico y el uso del suspense. Existen principalmente dos tipos de suspense: aquel que se usa para que el espectador no sepa lo que va a pasar y un segundo tipo, muy querido por [b]Alfred Hitchcock[/b], que se usa para que el espectador sepa algo que el protagonista de la película no sabe. Desde mi punto de vista, lo genial en [b][i]Alien: Covenant[/i][/b] es que Scott ha usado ambos tipos de suspense. Sí, por supuesto, era de esperar que David fuese el sintético que salió ileso, pero Scott no te lo confirma en ningún momento. Te da pistas, a veces evidentes, pero no llega a decírtelo por completo. Del mismo modo, esas evidencias hacen que el espectador entre en tensión durante los compases finales de la película, pues estando seguro de que se trata de David, sabe que las vidas de los supervivientes de la Covenant que han logrado escapar de ese planeta lleno de muerte están en peligro, porque David está a bordo de la nave con ellos. Y así es como Daniels, justo al meterse en la cápsula de criogenización, descubre que el sintético no es Walter, sino David, y acaba en el sueño helado mientras David, al ritmo de la música de Wagner, inicia un nuevo capítulo para su plan, sacando de su cuerpo dos embriones de abrazacaras. Nos vemos en la próxima película, en el espacio, donde nadie puede oír nuestros gritos. Es cierto que [b][i]Alien: Covenant[/i][/b] no es, ni mucho menos, una película perfecta. Tampoco es una gran película si atendemos al material que intenta reproducir. Pero agradezco un producto que intenta jugar conmigo, que me presenta, a partir de la reflexión de la Inteligencia Artificial, un "enfrentamiento" entre dos filosofías como pueden ser la de filósofos como Kant y Nietzsche. Reflexiona sobre el concepto de la creación. ¿Quién es el primer creador? ¿Puede el creado ser creador? ¿Y puede lo creado ser mejor que su creador? ¿Puede el creador aspirar a algo más grande que haber creado? Un juego de causalidad en el que un espectador puede sentirse, al menos, satisfecho, si bien todo el apartado referente al xenomorfo peca un poco más por su simpleza y porque, claramente, [b]Scott[/b] quería centrarse más en las consecuencias de la Inteligencia Artificial que en monstruos del espacio. Para mí, una cinta recomendable.3 VOTOS
Pues para mí es justo al contrario Prometheus me gustó y cobenant no.2 VOTOSJosebasm18371Hace 2 años2
@SujetoDesmond coincido, y dudo que vaya haber tercera entrega, una pena
2 VOTOSIcaromhb3781Hace 2 años3A mi los siento pero covenant fue una de las pocas películas en las que me entraron ganas de salir de la sala. Prometheus al menos tuvo la decencia de no ponerse Alien en el título (aunque se vendiera como una precuela), y tal vez eso fue lo que me hizo disfrutarla un poco, pero en covenant el hecho de que los personajes sean una panda de subnormales intragables, y el origen tan pocho que le dan a los aliens (y mas cosas) hacen que no pueda tomarla en serio.Crafterlock4016Hace 2 años4
La única película de la franquicia que ni me digné a terminar de verla.