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[color=#8A0808][b]Si realmente somos lo que comemos, ¿dónde dejaría esto a los practicantes de la antropofagia? ¿Quien se come a su igual se convertiría entonces, como cantaba Rob Zombie, en más que humano?[/b][/color]4 VOTOSEl tema del canibalismo y del consumo de tejido humano resulta [b]polémico en extremo[/b]. La antropología y la historia se han dado de cabezazos contra esa pared invisible que forman los testimonios de cronistas y viajeros por tierras exóticas para determinar si en verdad existen o existieron grupos humanos consumidores de carne humana. Hasta hace relativamente poco tiempo, sin embargo, [color=#B43104][b][u]el consumo médico de productos derivados del cuerpo humano fue práctica común[/u][/b][/color], consentida y alentada por galenos, ensalmadores y sacamuelas de todo tipo. Si te pica la curiosidad, estás en el lugar adecuado. [color=#B40404][b]Hoy tenemos carne en el menú. ¿Te apuntas?[/b][/color] La práctica de utilizar productos derivados del cuerpo humano con fines curativos se remonta a la antigüedad. El escritor latino [b]Celso[/b], por ejemplo, ya [color=#DF0101][b]recomendaba consumir la sangre de los gladiadores a los enfermos de epilepsia[/b][/color] en la esperanza de curar su mal. Sin llegar a estos extremos, tenemos otros testimonios históricos del uso de sustancias derivadas del cuerpo humano con fines curativos. Como ha estudiado Julie Laskaris en su artículo “Nursing Mothers in Greek and Roman Medicine”,[color=#04B4AE][b]la leche materna se utilizaba en el tratamiento de afecciones oculares[/b][/color], un remedio popular cuya efectividad solía reconducirse a los [color=#FF8000][b]mitos de Isis[/b][/color] y a las figuras marianas. [color=#8A0829][b]Mummies, Cannibals and Vampires. The History of Corpse Medicine from the Renaissance to the Victorians (2011), del profesor Richard Sugg,[/b][/color] analiza la secular historia del canibalismo terapéutico, esto es, [color=#013ADF][b]el consumo de productos derivados de cadáveres y tejidos humanos con el noble fin de curar enfermedades, preservar la salud y prolongar la vida.[/b][/color] Muchas de estas prácticas (o, al menos, de las instrucciones para la preparación práctica del sanador mejunje) se atestiguan a través de los [b]escritos de alquimistas, terapeutas, teólogos e iluminados[/b] de variado tipo que se atrevieron, o eso cuenta la historia, a probar estas delicias. Centrado en la Inglaterra de época moderna, el ensayo de Sugg repasa los casos prominentes de lo que el autor denomina [color=#0B3B0B][b]“corpse medicine”,[/b] medicina cadavérica, pues las sustancias presuntamente curativas solían recabarse de cuerpos muertos. [b]Musgo de cráneo humano, hueso molido y polvo de momia[/b] servían como tratamiento para un sinfín de males y, lejos de ser ingredientes de fábula oscura despachados en las esquinas ensombrecidas por la noche, [b]se exhibían en las repisas de boticas y dispensarios.[/b][/color] Bote de farmacia en el que se conservaba la preciosa mumia. No negaré que [color=#0B3B0B][b]la momia es mi droga caníbal favorita[/b][/color]. Aunque nunca haya probado su efectividad, se reputaba útil para disolver trombos, curar la aerofagia y cicatrizar heridas. ¿Por qué digo que es mi droga favorita? Porque su uso generalizado deriva de un malentendido lingüístico. Te lo explico con esta autocita de [color=#610B21][b]Cuerpos. Las otras vidas del cadáver[/b][/color] (ya, queda feo, pero ¿para qué parafrasearme si puedo plagiarme directamente?): La [b]ley de la oferta y la demanda[/b] hicieron el resto y, muy pronto, los [color=#8A0808][size=27][b]mercados europeos se vieron inundados de carne humana[/b][/size][/color] convenientemente curada Yo escribí esto en (la) otra vida. Un momento, un momento. Pero ¿cómo funciona esto del canibalismo? Aunque existen antropofagias muy distintas, cada una con sus motivaciones y su particular despliegue de medios, los antropólogos suelen diferenciar al menos [b]tres categorías básicas[/b] (aunque escrito en los 80, [b]este artículo de Jeff Blomster[/b], titulado [b]“Reasons for Cannibalism and Evidence in Pre-Historic Man”[/b], resulta bastante útil al respecto). [list][*]El [b]exocanibalismo[/b] es la práctica de [b]consumir individuos que no pertenecen al propio grupo[/b]. En este grupo se incluye el canibalismo [u]bélico-ritual[/u], [color=#610B21][b]ese comerse el corazón (u otra parte del cuerpo) del vencido en una batalla para hacerse con su fuerza y que expresa el dominio y superioridad del que come respecto al que es comido.[/b][/color] [/list] [list][*]El [b]endocanibalismo[/b], por el contrario, consiste en el [color=#610B21][b]consumo de miembros de la propia comunidad[/b][/color] (es el caso de los Yanomamo). Es una especie de antropofagia sostenible en la que [color=#013ADF][u]los muertos se comen porque constituyen una fuente de alimento y energía que no se debe desaprovechar[/u][/color], como parte integrante de los actos de duelo o para incorporar la fuerza del difunto al grupo (o por otras razones). El antropólogo francés [b]Robert Hertz[/b] explicaba en su obra [b]La muerte y la mano derecha[/b] que, gracias al consumo comunitario del cadáver de un miembro del grupo, [color=#013ADF][b]se prevenía la dispersión de energía y se le ahorraba al fallecido[/b][/color], además, [b]“el horror de una descomposición lenta[/b] y vil, [u]permitiendo que sus huesos alcanzasen el estado final de manera casi inmediata”[/u].[/list] [list][*]El [b]autocanibalismo[/b] describe el acto de [color=#610B21][b]consumir partes procedentes del propio cuerpo[/b][/color]. Algunos autores apuntan que los iroqueses podían castigar a miembros de la tribu obligándolos a consumir partes de su carne.[/list] Théodore Géricault, “La balsa de la Medusa” (1819). Museo del Louvre. [b]Establecidos estos tres grupos básicos, lo cierto es que [color=#610B21]las motivaciones concretas que llevan a una persona a comerse a otra[/color] responden a una notable variedad de circunstancias.[/b] [list][*][b]Iniciaciones y ritos de paso[/b], prácticas religiosas para granjearse el favor de las divinidades o para unirse en comunión con lo sagrado (practicado por grupos humanos como los aztecas). En muchos casos, el ritual mantiene vivo un mito en el que los dioses mueren de forma violenta o que [color=#DF7401][b]establecen el canibalismo como práctica de cohesión social a través del recuerdo del sufrimiento divino (caso de los tupinambas brasileños y los kwakiutls canadienses).[/list][/b][/color] [list][*][b]Finalidades mágicas[/b] [color=#0174DF][b](fertilidad, obtención de las capacidades del muerto, etc.)[/b][/color]. Se inscribe aquí el culto de los antepasados y la pervivencia del fallecido en la comunidad de los vivos mediante la ingesta de su carne. Jeff Blomster menciona cierta práctica de los [b]aborígenes australianos[/b] que consiste en llevar una [color=#610B21][b]bolsita con carne de un pariente muerto para comer un trocito cuando sienten el dolor de la pérdida[/b][/color]. También podría incluirse aquí la antropofagia que se realiza para acelerar la muerte y que [b]evita que el cadáver se descomponga en la tierra[/b], previniendo así que el fantasma vuelva a tomar posesión del cuerpo difunto.[/list] [list][*][b]Razones políticas[/b]. El canibalismo puede servir de [color=#D7DF01][b]premio[/b][/color] para los guerreros más corajudos en la batalla y de [color=#DF0101][b]advertencia[/b][/color] y amenaza contra los opositores del imperio. También es propicio para celebrar momentos destacados, como la [b]inauguración de un templo[/b] (Tenochtitlán) [color=#610B21][b]o para humillar al enemigo devorándolo[/b][/color].[/list] [list][*][b]Canibalismo de supervivencia[/b]. Se incluye aquí el caso terrible del [b]naufragio de la fragata Méduse[/b] que Géricault retrató en “La balsa de Medusa”, [color=#610B21][b]un episodio en el que los supervivientes, abandonados a su suerte en una zatara, tuvieron que alimentarse de cadáveres para sobrevivir).[/b][/color] Otros lances de infausta fama [color=#610B21][b]comprenden el del avión siniestrado en los Andes, objeto de la película “¡Viven!”[/b][/color], y el caso [b]Donner Party,[/b] grupo de [b]pioneros americanos[/b] que se vieron abocados al canibalismo para sobrevivir a los rigores del invierno en Sierra Nevada.[/list] ¿Realidad cultural o fantasía antropológica? Reconstrucción de un supuesto festín caníbal en las islas Fiji, según el volumen Brown Men and Women, de Edward Reeves Tanto en el [color=#610B21][b]endocanibalismo[/b][/color] como el [color=#610B21][b]exocanibalismo[/b][/color], la preparación y consumo del cadáver están determinados por formas rituales de cierta complejidad: [color=#8A0808][b][u]solo algunos cadáveres o ciertas partes del cuerpo pueden comerse[/u][/b][/color] y, a menudo, [color=#610B21][b]únicamente algunos miembros selectos del grupo están autorizados a participar del ágape caníbal[/b][/color]. Jeff Blomster apunta que los [color=#610B21][b]yergum de la cuenca del Níger cocinaban la cabeza del muerto y tan solo los guerreros que hubiesen abatido a un enemigo en el campo de batalla tenían derecho a consumir una porción de dicha cabeza[/b][/color]. Los [b]zumberi[/b], por su parte, [color=#610B21][b]cedían las cabezas de las víctimas a los ancianos.[/b][/color] A todos estos casos se añade un canibalismo parcial en el que un individuo consume productos derivados del cuerpo humano sin que tal ingesta implique el sacrificio de la fuente. Lo ejemplifica la [color=#FF4000][b]autofagia, la práctica de consumir productos excretados por el propio cuerpo, como el moco o la orina, pero no es el único.[/b][/color] Muchas especies de [color=#610B38][b]mamíferos consumen la placenta de sus crías[/b][/color], pero son pocas las comunidades humanas que practican o han practicado la placentofagia. Aunque, ahora que lo pienso, [color=#610B38][b]¿alguien recuerda la polémica creada en torno a [u]Tom Cruise y Katie Holmes cuando, presuntamente, declararon que se comerían la placenta una vez naciese su hija?[/u] Corren rumores de que otros iluminados de Hollywood hicieron lo propio con las placentas y cordones umbilicales que nutrieron a sus vástagos in utero.[/b][/color] Pues no creo que sea zumo de manzana. Adriaen van Ostade, “Médico examinando orina” (siglo XVII). Wellcome Collection Los practicantes de la orinoterapia o [b]urofagia[/b] atribuyen a los orines poderes terapéuticos inusitados, aunque las instituciones médicas desaconsejen muy mucho tal hábito. Y los [color=#B40404][b]sanguinarios[/b][/color] o [color=#B40404][b]vampiros reales[/b][/color], que han creado comunidades a lo largo y ancho de los Estados Unidos (y más allá, imagino) [color=#B40404][b]consumen sangre humana de un donante que se presta al rito de forma voluntaria.[/b][/color] Por supuesto, todas estas prácticas contemporáneas no son equivalentes, ni podemos equiparar entre sí su ejecución, rationale y finalidad. Su existencia parece probar, sin embargo, que la idea del [color=#0174DF][b]cuerpo humano como fuente de energía, fuerza y curación[/b][/color] sigue vigente. [b]¿Quién te iba a decir que, cual farmacia ambulante, guardas en tus carnes benéficos poderes terapéuticos?[/b] [url=https://enlalistanegra.wordpress.com/2020/09/08/canibalismo-terapeutico-antropofagia/]Fuente[/url]
Pues como bien dice la nota, todo dependerá de supervivencia. Ponernos ha hablar aquí cómodamente de lo que esta bien o mal, con el estomago lleno, calentitos y demás florituras, pues me parece cuando menos un despropósito, porque que ojala nio nos llegue nunca, pero si te encuentras en un medio hostil de narices, que no tienes nada que echarte a la boca, con frió, y en un ambiente mas que oscuro, yo creo que mas de uno de los que aquí estamos, si tuviéramos a mano algo para echarnos a la boca, lo airamos. Así que rascarnos las vestiduras, de lo que esta bien o mal, cuando no tienes que arriesgar nada, es algo que carece de sentido.Mordred7516Hace 2 años2
La carne humana sabe mejor que la del cerdo, es la más sabrosa, [u]pero por ética y moral no se come.[/u] Los que sobrevivieron al accidente de los Andes (Viven) y comieron carne humana para sobrevivir, dijeron que volverían a repetir. En el libro es mucho más bestia "el intestino quemado sabía a queso".@Avatar753-20Mostrar citaPues como bien dice la nota, todo dependerá de supervivencia. Ponernos ha hablar aquí cómodamente de lo que esta bien o mal, con el estomago lleno, calentitos y demás florituras, pues me parece cuando menos un despropósito, porque que ojala nio nos llegue nunca, pero si te encuentras en un medio hostil de narices, que no tienes nada que echarte a la boca, con frió, y en un ambiente mas que oscuro, yo creo que mas de uno de los que aquí estamos, si tuviéramos a mano algo para echarnos a la boca, lo airamos. Así que rascarnos las vestiduras, de lo que esta bien o mal, cuando no tienes que arriesgar nada, es algo que carece de sentido.